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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

AMOS OZ, LITERATURA Y COMPROMISO

AMOS OZ, LITERATURA Y COMPROMISO

                

     Confieso que siempre me ha interesado la figura de Amós Oz, uno de los escritores israelíes más importantes de la narrativa hebrea contemporánea y, a la vez, uno de los intelectuales más comprometidos con el proceso de paz en Oriente Medio.

     Amós Oz (Jerusalem, 1939)  ingresó con 15 años en el kibutz Julda (1954) , momento desde el cual está vinculado a la izquierda política israelí. Tras participar en la Guerra de los Seis Días (1967) y la del Yom Kippur (1973), se convirtió en uno de los fundadores en 1978 del movimiento pacifista Shalom Ajshav (Paz Ahora). Enamorado del desierto del Néguev, en la actualidad es profesor de literatura en la Universidad Ben Gurión de Be’er Sheva.

     Su obra literaria, iniciada en los años 60, se concreta en 18 libros publicados, por lo que ha sido propuesto en varias ocasiones al Premio Nobel de Literatura, obteniendo entre otros, los premios Israel (1988), Goethe (2005) el Príncipe de Asturias (2007) o el Stefan Heym (2008), concedido en Alemania para honrar a escritores "valientes y críticos" y que se involucran en los debates sociales.

     Junto a su actividad literaria, me interesa destacar el importante papel desempeñado por Oz, siempre desde posiciones de izquierda y pacifistas, a favor de la resolución del dramático conflicto árabe-israelí. Su papel como intelectual comprometido le ha convertido en una voz crítica con todos los gobiernos que se han sucedido en Israel desde hace cuarenta años a los cuales siempre les ha reprochado su falta de valentía y visión política para lograr la paz definitiva con los palestinos y el mundo árabe. Oz, como muchos israelíes progresistas, defiende la existencia de dos estados, Israel y Palestina, conviviendo pacíficamente pese a los intentos de extremistas de una y otra parte para impedir este ideal. Considera que la paz definitiva hay que cimentarla sobre valores democráticos y la existencia de lo que él denomina "un núcleo de sociedad civilizada", una sólida clase media. Por ello, esta lenta labor de diálogo y convivencia, le hace rechazar cualquier intento de "imponer la democracia con pistolas", razón por la cual considera como un error "colosal" la invasión por los EE.UU. de Irak, la cual ha reactivado el radicalismo islámico a nivel planetario.

     Lejos de caer en el desánimo que en demasiadas ocasiones impone la realidad, Oz pasa a la acción y se compromete en la búsqueda de soluciones pues cree que la labor ética del intelectual de izquierdas resulta fundamental para concienciar a la ciudadanía. Es por ello que reprocha con dureza a la intelectualidad europea el que, con excesiva frecuencia, prefiere tomar partido por la causa palestina antes que aportar ideas constructivas para ambas partes en conflicto. Oz desea que Europa se implique de una forma cada vez más intensa en la búsqueda de soluciones para la explosiva situación de Oriente Medio. Además, Oz recuerda la deuda moral que en este tema tiene Europa, dado que fue ella la históricamente responsable del drama que se vive en esta zona: así lo recordaba en su hermoso discurso pronunciado en la concesión del Premio Príncipe de Asturias ya que, "árabes y judíos fueron víctimas de los europeos de maneras distintas" y ello hace que los dos "tienen algo en común: ambos han sufrido en el pasado bajo la pesada y violenta mano de Europa". Este duro reproche resulta bien cierto si recordamos que el mundo árabe ha sido víctima  del imperialismo, del colonialismo, la explotación y la humillación de Occidente, mientras que los judíos han sufrido persecuciones, discriminación, expulsiones y, "al final, el asesinato de un tercio del pueblo judío" durante la Shoá, el Holocausto. Es por ello por lo que Oz pide a Europa ayuda y no actitudes de condena, indignación o paternalismo que a nada conducen.

     Frente a quienes opinan que lo prioritario es lograr la confianza como paso previo a la consolidación de una paz estable, Oz tiene una visión radicalmente inversa: considera que lo primero es firmar un acuerdo  "con los dientes apretados" por ambas partes y, después, "construir la confianza" ya que, cuando ésta existe, ya no son necesarios tratados ni acuerdos de paz. Para hacer efectivo lo firmado y dada la lógica existencia de recelos mutuos, se necesita la garantía de mediación que un tercero debe ofrecer a las partes, una labor que, según Oz, puede desempeñar mejor Europa que los EE.UU., pues éstos últimos están desacreditados ante el mundo árabe dada su permanente alianza estratégica con Israel.

     Una solución de compromiso, la única viable a corto plazo,  exige concesiones y ello, Israel debe mantener una actitud valiente y generosa (la famosa "paz por territorios"), y apoyar al desarrollo económico de Palestina para evitar que la miseria sea fermento de radicalismos presentes o futuros. Frente a las posiciones de la derecha nacionalista israelí, Oz les recuerda que el precio de la paz será el "conformarse con un hogar reducido" . Ciertamente, no hay otra solución para dos estados, Israel y Palestina, que habitan sobre un mismo territorio en litigio.

     La acción cívica del movimiento Paz Ahora, que en estos días acaba de cumplir 30 años, ha colaborado a que Israel lograse la paz con Egipto y Jordania, y se  retirara de Líbano y Gaza, pero todavía queda llevar a la práctica efectiva la idea de "dos Estados para dos pueblos" consolidando el Estado Palestino, la evacuación de todos los asentamientos del Golán y Cisjordania y, desde luego, alcanzar la paz con Siria y Líbano.

     Tal vez algún día los ideales de Amós Oz, ese intelectual comprometido, esa voz que cual nuevo profeta clama desde su querido desierto del Néguev, ese activista de Paz Ahora, se vean cumplidos y la paz, cimentada sobre la justicia,  sea una sólida realidad entre palestinos e israelíes.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(Diario de Teruel, 4 mayo 2008)

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