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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

LOS JINETES DE LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL (I). LA DESREGULACIÓN DE LOS MERCADOS FINANCIEROS

         

     En estos últimos meses se ha ido extendiendo una sensación (real) de pesimismo sobre la situación económica, cuyas consecuencias parecen ser más agudas de las inicialmente previstas. Al principio de habló de "desaceleración" como consecuencia de varios factores (crisis inmobiliaria, subida alimentos y recursos energéticos, elevación tipos de interés), ahora se alude a la "estanflación" (inflación y estancamiento de la economía), de una crisis de duración y consecuencias todavía no calibradas.

     Asistimos, pues, a un panorama en el cual parecen galopar desaforados los nuevos jinetes de una amenazadora globalización neoliberal, impulsados en su frenética carrera por intereses exclusivamente economicistas y, por ello, carentes de los valores de justicia y solidaridad que conforman (y deben seguir haciéndolo) nuestro actual Estado de Bienestar. Estos jinetes se llaman "desregulación de los mercados financieros", "flexiseguridad" o las Directivas sobre tiempo de trabajo o política inmigratoria, la llamada "Directiva de la Vergüenza", aprobadas recientemente por la mayoría conservadora imperante en la Unión Europea (UE). A todo ello nos referiremos seguidamente.

     Es un hecho que el ciudadano percibe sensibles déficits democráticos en el funcionamiento de la UE ya que se habla mucho de la Europa de los capitales, poco de la Europa de los ciudadanos y casi nada de la Europa Social. El origen de esta situación es la pugna, no sólo económica sino también ideológica, entre dos modelos sociales contrapuestos: el capitalismo neoliberal angloamericano y el modelo europeo de Estado Social. Así, mientras el primero, defendido por la derecha política y económica, se basa en la existencia de mercados desregulados y con baja fiscalidad, paradigma de una liberalización cada vez más agresiva y global, el segundo, es el modelo clásico del Estado de Bienestar socialdemócrata, impulsor de una Europa Social cohesionada, de fuerte progresividad fiscal y con amplias prestaciones sociales.

     Ante esta confrontación, convertida en una auténtica guerra dogmática sobre el modelo económico y social para la Europa del s. XXI, Oskar Lafontaine, exdirigente del SPD y actual líder del nuevo partido alemán Die Linke (La Izquierda), señala en su libro El corazón late a la izquierda (Barcelona, Paidós, 2000), que la socialdemocracia debe dar una respuesta a la globalización neoliberal y, para ello, debe mantener "una voluntad activa de estructuración del Estado Social y de la política económica y no una adaptación pasiva ni la sumisión a los supuestos imperativos y estructuras de la economía liberal de mercado". Además, el socialismo debe mantener sus principios internacionalistas ya que, como señala Lafontaine, "la era socialdemócrata tocará efectivamente a su fin si no adquiere un nuevo fundamento en la lucha por la realización a escala mundial de la idea de Estado social".

     Dado que asistimos a un momento en que la política exterior viene determinada más por los inversores y especuladores internacionales que por los gobiernos elegidos democráticamente, la socialdemocracia debe esforzarse por lograr una regulación más intensa de los mercados financieros y, para ello, la clave es controlar la circulación de capital a corto plazo y evitar caer en el dogmatismo de la ideología monetarista preocupada solamente por la estabilidad de precios. En este sentido, hay que recordar que Lafontaine es un activo miembro de la Asociación por la Tasación sobre Transacciones Financieras para la Ayuda al Ciudadano (ATTAC), destacado grupo antiglobalización que, tomando como ejemplo las teorías de James Tobin, Premio Nobel de Economía en 1981, promueve iniciativas para el control democrático del sistema financiero mundial. En esta línea, es tarea de la socialdemocracia el impulsar una nueva política económica desde el Banco Central Europeo (BCE) que, superando el monetarismo, contribuya decididamente a los objetivos de la UE, tal y como se recogen en el artículo 2 del Tratado de Maastricht y que son: "potenciar un alto nivel de ocupación y un elevado índice de protección social, la igualdad entre hombres y mujeres, un crecimiento constante y no inflacionario, un elevado grado de competitividad y convergencia de las economías, un elevado grado de protección del medio ambiente y la mejora de su calidad, el aumento del nivel y de la calidad de vida, la cohesión económica y social y la solidaridad entre los Estados miembros". Para lograr todos estos objetivos de profundo contenido social, que superan con mucho al dogmatismo monetarista, el BCE no sólo debe implicarse en ello sino que, resulta imprescindible que éste tenga un mayor control democrático por parte de la UE y que tenga la obligación de rendir cuentas de su actuación ante el Parlamento Europeo.

     Preocupante resulta la infiltración de ideas neoliberales en el pensamiento socialista, como es el caso de la Tercera Vía de Blair o los "modernizadores" del SPD, con el riesgo de diluir las ideas y valores de la transformación social marxista en aras a un descafeinado social-liberalismo. Por ello, no me resisto a citar a Friedhelm Hengsbach, el cual nos advierte de esta deriva ideológica pues, "los socialdemócratas europeos se están dejando arrastrar por el delirio de lo nuevo, lo moderno, la adaptación y la flexibilidad. ¿Nuevo? ¿Frente a quién? ¿Moderno? ¿En qué sentido? ¿Adaptado? ¿A qué? ¿Flexible? ¿Por qué?. Estas preguntas reciben invariablemente como respuesta una letanía de referencias al cambio de las condiciones objetivas, a los cambios económicos y sociales, a la evolución económica cada vez más rápida, a las nuevas tecnologías, a la globalización acelerada. Todo esto se registra como fenómenos naturales o golpes del destino. No se les ocurre a los autores que podrían ser consecuencia de una política mal orientada y objeto de una modificación del rumbo político". Ciertamente, de no tener en cuenta las advertencias de Hengsbach, el primer caballo de Troya de la globalización neoliberal habrá entrado en nuestro pensamiento, condicionando nuestra vida, nuestras ideas y nuestro modelo de sociedad….y no es el único caballo de Troya que nos amenaza.

 

José Ramón Villanueva Herrero.

(Diario de Teruel, 16 julio 2008)

1 comentario

eripunk -

Me gustaria saber que piensa sobre: el por que no todos los paises de la región europea pertenecen a esa union eropea monetaria (euro)