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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

EL CENTENARIO DE "REBELDÍA"

EL CENTENARIO DE "REBELDÍA"

 

     Verano de 1916. Mientras Europa se desangraba en plena I Guerra Mundial y España languidecía bajo la oligarquía política que sustentaba el trono de Alfonso XIII, el Bajo Aragón va a vivir un momento de fuerte agitación política. La causa fue la aparición en Alcañiz de un periódico, Rebeldía, que, debido a lo avanzado de sus ideas, convulsionará la tediosa vida de la comarca durante sus escasos tres meses de existencia, una comarca convertida desde la Restauración borbónica de 1874 en feudo electoral del Partido Conservador y, en concreto, de Rafael Andrade Navarrete, comarca sobre la que ejercerá una hegemonía absoluta desde 1896 hasta 1920, además de ocupar otros importantes cargos políticos como Director General de Bellas Artes y ministro de Instrucción Pública en el Gobierno conservador de Eduardo Dato de 1916.

    Rebeldía fue una interesante publicación fundada por un grupo de jóvenes vinculados al Partido Republicano Socialista Autónomo de Alcañiz, y que se caracterizó por difundir un mensaje radical  para su época. Su ideología, nítidamente republicana y en la que ya aparecían atisbos de ideas socialistas y libertarias, le hizo defender con tesón planteamientos tales como la democracia plena, que sólo era posible en un modelo político republicano, la emancipación proletaria, el pacifismo universal (recordemos que su existencia coincide con el fragor internacional de la I Guerra Mundial), la reforma agraria, el feminismo o un anticlericalismo combativo así como una frontal lucha contra el sistema oligárquico-caciquil que, personificado en la figura de Rafael Andrade, amo y señor de vidas y voluntades políticas, atenazaba al Bajo Aragón. Tan desigual combate contra los poderes políticos y económicos del momento explica por sí sólo la implacable represión de que sería objeto Rebeldía y, consecuentemente, su efímera existencia.

     Bajo la dirección de Augusto Lagunas Alemany, el primer número de Rebeldía apareció en Alcañiz el 2 de julio de 1916 con el propósito de llevar a cabo una profunda regeneración política, social, económica y cultural del Bajo Aragón, a la vez que dejaba claros los ideales, que eran: “el republicanismo autónomo, el Socialismo marxista, el Ateísmo a lo Nackens, la libertad de pensamiento, la Revolución, la libertad de cultos y el bienestar del proletariado”.

       En el ámbito político, Rebeldía defendió un proyecto de regeneración política que ineludiblemente pasaba por el establecimiento de la República democrática y por la extirpación de la plaga que el caciquismo imperante significaba. En cuestiones sociales, Rebeldía lanzó una campaña a favor de la emancipación proletaria y, por ello, se hizo eco de  reivindicaciones tales como la defensa de la jornada laboral de 8 horas, la demanda de sueldo fijo y de un porcentaje de los beneficios para los obreros fabriles, sin olvidar la exigencia de la igualdad salarial hombre-mujer, el fomento de las cooperativas de consumo o la conversión de los latifundios en parcelas familiares.

     Interesantes resultan también sus planteamientos nítidamente feministas. Por esta razón, Rebeldía contaba con una sección fija denominada “Feminario” escrita por Guadalupe Milián en la que se defendía la plena igualdad con el hombre en todos los ámbitos (intelectual, político, artístico y educativo), reivindica la figura de la escritora alcañizana Concepción Gimeno Gil de Flaquer, precursora del movimiento feminista hispano, labor a la cual se suman, también, los artículos firmados por Marina Subirana.

      Otra de las banderas de Rebeldía será una utópica defensa del pacifismo universal y, tras definir a las guerras como “un asesinato colectivo”, repudia el patrioterismo nacionalista, el cual, piensa, debía ser sustituido por el ideal que representaba la fraternidad universal, pidiendo que, “el nombre de la patria no se invoque nunca, el de la Humanidad, siempre”.

     Tan novedoso semanario divulgó también ideas regeneracionistas y, en la línea del pensamiento de Joaquín Costa, defiende los regadíos de la Cuenca del río Guadalope y reclama la construcción del pantano de Santolea puesto que “de los países sin agua huye asustada la civilización”. Otro aspecto importante fue su preocupación por fomentar la educación popular, considerada como un elemento liberador para transformar la injusta sociedad española de comienzos del S. XX. Por ello, dejó patente su defensa entusiasta de la figura de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo libertario, fundador de la Escuela Moderna, asesinado tras los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona de 1909 y al que José Antich dedicaría  en el semanario un folletín por entregas titulado de “La Pedagogía de Francisco Ferrer”. No menos importancia tuvo en las páginas su anticlericalismo combativo,  pues consideraba a la Iglesia en su conjunto, y al clero local en particular, como soporte de un sistema político y social injusto cuya plasmación en el Bajo Aragón lo simbolizaba el odioso caciquismo andradista.

     Todo este impulso juvenil chocó frontalmente con la oligarquía conservadora del momento, la cual se empeñó a fondo para reprimir a tan combativa publicación. De este modo, Augusto Lagunas, su director, será encarcelado el 30 de julio acusado de “perturbador anarquista” y poco después lo sería por segunda vez hasta que el 18 de septiembre, tras una campaña de recogida de firmas alentada por los andradistas para expulsarlo de Alcañiz alegando que lanzaba “campañas de franco y brutal anarquismo”, la cuales estaban produciendo en la ciudad bajoaragonesa un “desquiciamiento social”, por lo que fue detenido por tercera y definitiva vez y trasladado a la cárcel de Teruel.

     Concluía así  la trayectoria de aquel semanario alcañizano que, en su breve vida, pretendió “republicanizar” y “socializar” el Bajo Aragón. Por todo ello, ahora, cuando se cumple el centenario de la aparición de Rebeldía, es de justicia recuperar su memoria de las ingratas sombras del olvido.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 10 julio 2016)

 

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