Blogia
Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

LA VOZ DE AMOS OZ

LA VOZ DE AMOS OZ

 

     Tras 50 días de devastación y muerte sobre Gaza, el acuerdo de alto el fuego permanente logrado entre Hamas e Israel el pasado 26 de agosto abre un rayo de esperanza, por tenue que sea, en este eterno y sangriento conflicto.

   En el enfrentamiento palestino-israelí, tanto en Oriente Medio como en Occidente, las filias o fobias respectivas nos ofrecen, de forma inevitable, una visión sesgada, parcial, en blanco y negro, de una realidad  que está llena de claroscuros y de tonos grises. Por eso, en esta maraña de odio y violencia desatada en que se halla enquistado el conflicto, resulta de interés la visión lúcida de Amos Oz, prestigioso intelectual israelí, destacado miembro de la izquierda pacifista, fundador de Shalom Ajshav (Paz Ahora) y firme opositor a la política de Biniamin Netanyahu, cada vez más escorada hacia la derecha ultranacionalista, a cuyo Gobierno no ha dudado en calificar como uno de los peores de la historia de Israel.

    En una reciente entrevista concedida a la periodista sueca Anneli Rádestad, Amos Oz se sinceraba sobre su posición ante la reciente tragedia de Gaza. En primer lugar, reconocía que, aunque inicialmente apoyó la Operación “Margen Protector” lanzada por Israel ante las agresiones de Hamas, bien pronto constató lo evidente: que se trataba de una respuesta militar desproporcionada y, por ello, inaceptable.

   Por otra parte,  Oz es consciente de la amenaza real que supone el fundamentalismo islamista, tanto a nivel global, como en el caso concreto de Hamas-Yihad Islámica desde que ambas se apoderaron del control de Gaza en 2007 expulsando de la franja a los representantes de la Autoridad Nacional Palestina afines a la OLP ejerciendo desde entonces, no lo olvidemos, una férrea dictadura islamista sobre Gaza. Oz nos recuerda que la cláusula 7ª de la Carta Fundacional de Hamas, reflejo de su feroz antijudaísmo señala que “el Profeta ordena a cada musulmán matar a los judíos alrededor del mundo, no sólo en Palestina”. Es difícil, pues, dialogar y más aún llegar a acuerdos con un adversario que no sólo niega tu derecho a existir sino que desea tu exterminio, en este caso, la desaparición de Israel. Y, sin embargo, el diálogo es el único camino, por largo y difícil  que resulte. Por ello, días antes de lograrse el acuerdo definitivo de alto el fuego, Amos Oz ya demandaba el levantamiento del bloqueo a Gaza así como la ayuda, tanto humanitaria como económica, por parte de Israel para la reconstrucción de la Franja. A cambio, las milicias de Hamas-Yihad Islámica deberían cesar sus ataques a Israel.

     Este debe de ser el primer paso para desactivar la lucha. Pero todos sabemos que la ansiada paz sólo se logrará con la creación de un Estado Palestino libre, próspero, reconocido internacionalmente,  y con la firma por parte de éste de un tratado de paz definitivo con Israel. Los pasos a seguir son claros, Amos Oz nos los recuerda y sólo falta que estadistas de talla en ambos bandos sean capaces de llegar algún día a aquella “paz de los valientes” por la que soñó y murió Yitzhak Rabin. Y ello pasa por la existencia de dos Estados, ambos con la capital compartida en Jerusalem, la eliminación de todos los asentamientos judíos en territorio palestino y las modificaciones fronterizas consiguientes. Esta es la única salida que todos esperamos y el tiempo se acaba para lograr una solución pacífica al conflicto. Oz lo dice muy gráficamente: “hay que partir la casa en dos pequeños apartamentos”, tal y como hicieron, civilizadamente, los checos y los eslovacos hace unos años.

     Para lograr la paz, además de líderes valientes, es necesaria una intensa presión internacional que propicie las negociaciones y el posterior tratado de paz. En este sentido, si bien Estados Unidos ha tenido un cierto papel por medio de las gestiones, infructuosas pero tenaces, llevadas a cabo por John Kerry, no podemos decir lo mismo de Europa pues, como señalaba Miguel Ángel Moratinos, la inacción de la Unión Europea durante el reciente conflicto de Gaza ha puesto en evidencia la “situación patética” de nuestra política exterior común. La presión internacional va a resultar fundamental, no sólo frente a Israel sino también ante Palestina. Y más aún, según Oz, “más importante que presionar, es animar y estimular a ambos pueblos” para conseguir la paz “pues ambas partes están temerosas respecto a lo que sucederá”. Y lo que tal vez algún día suceda sea la firma de un tratado de paz, frío, sin entusiasmo por ninguna de las partes, pero sin embargo, absolutamente necesario, histórico, tal y como sucedió entre Israel y Egipto en 1979.

    Lograda la ansiada paz, y durante un tiempo, piensa Amos Oz que ambos estados vivirán separados tras fronteras seguras y reconocidas mutuamente y, con el pasar del tiempo tal vez, se puedan abrir éstas, se tienda hacia una economía compartida y la posibilidad de crear una especie de mercado común y hasta, tal vez, recuperada la confianza mutua, caminar hacia una confederación entre Israel, Palestina y Jordania tal y como hace ya años propuso Shlomo Ben Ami.

     Amos Oz siempre nos ofrece la visión de un intelectual comprometido, de un activista por la paz y, aunque confiesa que “es difícil ser profeta en la tierra de los profetas”, su voz debería ser escuchada para empezar a construir un futuro de paz  y justicia entre palestinos e israelíes, dos pueblos a convivir  en una tierra sagrada para ambos, en una tierra que les es común por tantos motivos emocionales, históricos y religiosos.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 8 septiembre 2014)

 

 

0 comentarios