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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

LOS REPUBLICANOS Y LA VICTORIA ALIADA

LOS REPUBLICANOS Y LA VICTORIA ALIADA

         

El pasado 8 de Mayo se celebró en varios países europeos el Día de la Victoria en recuerdo del triunfo de los aliados frente a las potencias nazi-fascistas en la II Guerra Mundial. Este mismo hecho, que en la Rusia heredera de la  URSS y en otros países del antiguo bloque soviético se conmemora el día 9, responde al sagrado deber de recordar el significado de la victoria frente al Eje liderado por la Alemania nazi, la encarnación del mal absoluto, la barbarie uniformada, la culpable de conducir a la Humanidad a la más devastadora guerra conocida, la cual ocasionó una inmensa secuela de destrucción y casi 62 millones de muertos.

El el combate contra el fascismo, los exiliados republicanos españoles escribieron páginas memorables, reanudando la misma lucha que habían iniciado unos años antes en defensa de la República contra el brutal embate de los militares insurrectos. Los llamados « rojos españoles » combatieron en todos los frentes y bajo todas las banderas, sumándose a grupos guerrilleros antifascistas o bien alistándose en los ejércitos aliados. Desde Narvik (Noruega) a Camerún y Níger ; desde Chad hasta los desiertos africanos de Egipto, Libia, Túnez o Argelia en donde lucharon en las unidades del VIII Ejército británico de Montgomery, en la Legión Extranjera de la Francia Libre y hasta en las fuerzas de los EE.UU; desde las playas de Normandía (en donde desembarcaron 3.000 españoles encuadrados en la División Leclerc) hasta la inmensa URSS, combatiendo en los frentes de Leningrado, Moscú, Stalingrado o el Caúcaso, los españoles lucharon con coraje, enarbolando la bandera republicana, la bandera de la libertad frente al fascismo.

Pese a todo lo dicho, fue en la vecina Francia, en la Francia derrotada por la máquina militar hitleriana en 1940, donde la actuación de los combatientes republicanos españoles fue más destacada. De hecho, más de 20.000 compatriotas nuestros participaron en la la liberación de Francia encuadrados en las Forces Françaises de l’Intérieur (FFI), a través de la Agrupación de Guerrilleros Españoles (AGE) afín al PCE o de los combatientes de la Agrupación Democrática Española (ADE), mayoritariamente anarquistas y socialistas. Además, se estima en unos 60.000 los españoles que participaron de forma activa en la Resistencia : sólo en la ciudad de París, se cifraban en torno a 4.000 el número de los resistentes republicanos antifascistas. Recordemos que los primeros blindados de la famosa IX Compañía del Regimiento del Chad, mayoritariamente compuesta por españoles, de la II Divisón Leclerc que liberaron París, llevaban las banderas tricolores en sus torretas y los nombres de batallas de nuestra guerra civil pintados en sus blindados como «Teruel », « Belchite », « Madrid », « Jarama », « Ebro », « Gernika », « Guadalajara », « Brunete » o « Don Quijote », este último llamado asi, según Federico Moreno, jefe de sección de « la Nueve », como era conocida popularmente esta unidad militar, « por ser el papel que estamos desempeñando nosotros [los republicanos] desde que salimos de nuestra tierra ».

Además de la participación de nuestros compatriotas en los combates para la liberación de París, Toulouse, Burdeos, Nantes, Rennes, Saint-Étienne, Lyon, Grenoble o Marsella, debemos recordar el decisivo papel desempeñado por los antifascistas españoles en la liberación del sur de Francia durante el verano de 1944. Fueron ellos los que arrebataron a los nazis toda la zona pirenaica francesa sin necesidad de intervención militar aliada : republicanos españoles fueron los liberadores de multitud de ciudades y pueblos del sur de Francia, en ocasiones, tras derrotar a importantes contingentes de tropas nazis, tal y como ocurrió en la batalla de La Madelaine (22 agosto 1944).

A modo de ejemplo, aludamos a lo ocurrido en el valle francés de Aspe, que se extiende desde el puerto del Somport hasta la ciudad de Oloron-Sainte Marie. Aunque incialmente se hallaba en el territorio del État Français, el régimen pronazi de Vichy, fue invadido en noviembre de 1942 por las tropas hitlerianas, por lo que quedó integrado en la llamada « área vedada » que discurría a lo largo de la frontera franco-española. En el valle de Aspe, los combates entre petainistas y nazis frente a los maquis españoles fueron constantes durante estos años, logrando de éste modo los republicanos, no sólo liberar las principales poblaciones del valle como Bedous, sino obtener la rendición de la guarnición nazi del Fort du Portalet, en las cercanías de Urdos.

El heroísmo de los republicanos regó con su sangre la libertad de los valles pirenaicos franceses limítrofes con Aragón. Testigos de todo ello son los monumentos que en honor de los españoles muertos por la libertad de Francia se levantan en Lhées-Athás, Etsaut u Oloron. En esta última población, el Monumento a la Resistencia y a la Deportación está plagado de mártires de la libertad con apellidos españoles como Arbués, Duaso, Galarza, Larraz, Regueiro, Sánchez, Soguero, Fontán o Herrer. Lo mismo podemos decir de los aragoneses que yacen en el cercano cementerio republicano del Campo de Concentración de Gurs, en el de Lurbe-Saint Christau,  o los 17 españoles asesinados por los nazis en Buziet, en el cercano valle de Ossau en julio de 1944, en cuyo memorial tiene lugar todos los años una ceremonia de recuerdo y homenaje. Son sólo unos ejemplos, no todos, del testimonio dejado por nuestros compatriotas en la lucha contra el fascismo en un valle pirenaico francés, al igual que ocurrió a lo largo de todo el territorio galo durante la II Guerra Mundial. Como recordaba Roy-Tanguy, dirigente del PCF, exbrigadista en la Guerra de España y jefe de la insurrección parisina contra la ocupación nazi, en más de 50 departamentos, « los combatientes españoles formaron valerosas unidades de la Resistencia francesa », razón por la cual, añadía, « no hay una gran ciudad en esos departamentos, y en primer lugar en París,  que no tenga una deuda de reconocimiento hacia esos hijos y esas hijas de España ».

A todos ellos, en estos días en que la fiesta del 8 de Mayo celebra la victoria aliada, debemos también recordarlos pues ello, es otro capítulo más de nuestra memoria histórica colectiva que debemos no sólo recuperar sino, también, dignificar por su ejemplo y sacrificio para las generaciones futuras. A estos combatientes republicanos que lucharon, murieron y yacen en tantos países distintos, José María Valente los recordaba así : « No reivindicaron más privilegio que el de morir, para que el aire fuera más libre en las alturas, y más libres los hombres ». Por ello, cuando se acaban de cumplir 63 años de aquel 8 de Mayo de 1945 que liberó a Europa (que no a España) del fascismo, debemos recordar siempre con emoción, orgullo y dignidad a nuestros compatriotas, a nuestros combatientes republicanos españoles.

 

 

José Ramón Villanueva Herrero

(La Comarca, 13 mayo 2008)

(Diario de Teruel, 14 mayo 2008)

 

 

 

 

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