MAHMOUD AHMADINEJAD, EL ASCENSO POLÍTICO DE UN FUNDAMENTALISTA ISLÁMICO (I).
En los últimos días está siendo triste actualidad la tensa situación interna de la República Islámica de Irán tras la celebración de las elecciones presidenciales del pasado 12 de junio en las que Mahmoud Ahmadinejad ha revalidado su cargo con el estimable apoyo del aparato del régimen así como de las numerosas irregularidades cometidas frente al moderado Mir Hossein Mussavi, el candidato en el que los sectores aperturistas iraníes y las democracias occidentales habían depositado sus esperanzas de cambio político.
La realidad es dura y amarga : la victoria de Ahmadinejad supone la continuidad y el enrocamiento del régimen islámico iraní, una teocracia a punto de convertirse en potencia nuclear, soporte e instigadora de los partidos fundamentalistas de Líbano (Hizbullah) y de Palestina (Hamas) y, por ello, un elemento de desestabilización en la convulsa zona de Oriente Medio.
En estos días, en que tanto se ha hablado de Irán y del candidato Mussavi, quisiera recordar algunos datos sobre la enigmática y fuerte personalidad de Ahmadinejad, el reelegido presidente de Irán, tan idolatrado por los sectores populares islamistas de su país como odiado en la todavía débil oposición aperturista y democrática interna y que tan mala imagen y temor produce en el mundo libre.
Mahmoud Ahmadinejad, nacido en 1956 en Aradan, provincia de Garmsar, es el cuarto hijo de siete hermanos de una familia de origen humilde. Pese a ello, consiguió realizar estudios superiores titulándose como ingeniero civil en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Irán.
Su militancia política islamista se inicia, siendo un joven universitario, en las jornadas revolucionarias de 1979 que supusieron la caída de la monarquía dictatorial del sha Mohammad Reza Pahlevi y la instauración de la República Islámica de Irán liderada por el ayatollah Ruhollah Jomeini. Es por entonces cuando Ahmadinejad, miembro de la Asociación de Estudiantes Islámicos, participó en el asalto a la embajada de los Estados Unidos en Teheran (4 noviembre 1979) que generó la « crisis de los rehenes », la cual se prolongó durante 444 días y de la cual ahora se van a cumplir 30 años. Durante estos sucesos, Ahmadinejad propuso asaltar, también, la embajada de la URSS, aunque finalmente, los estudiantes islamistas no se decidieron a llevarla a cabo.
Ahmadinejad, como miembro fundador de la ultraconservadora Oficina para el Reforzamiento de la Unidad (DTV) (Daftar-e Tahkim-e Vahdat) entre los estudiantes universitarios y los seminarios de teología integristas, desempeñó un importante papel en la campaña de purgas de elementos liberales y secularizados en las universidades iraníes iniciadas en 1980 siendo, durante ellas, delator, comisario político, interrogador y torturador. En este mismo año de 1980 se integró en las milicias de los Guardianes de la Revolución (Pasdarán), las tropas de élite jomeinistas, encargados de la represión interna y de la vigilancia de la moral y las costumbres en la rígida sociedad islamista iraní.
En 1986, ingresó como voluntario en las fuerzas especiales de los Pasdarán, la llamada Fuerza Qods (Jerusalem), encargada de realizar acciones de comando y sabotaje durante la guerra que enfrentó a Irán contra el régimen iraquí de Saddam Hussein (1980-1988) y del asesinato de disidentes en el extranjero : determinadas fuentes lo consideran implicado en el asesinato de Abdul Rahman Ghassemlou, secretario general del Partido Democrático del Kurdistán (PDK) iraní y dos de sus colaboradores ocurrido en Viena en julio de 1989.
Al año siguiente, como ingeniero de planificación de tráfico y transporte, va a desempeñar diversos cargos como funcionario de rango intermedio tales como los de gobernador de las ciudades de Maku y Joy, asesor del Ministerio de Cultura y Orientación Islámica y gobernador de la provincia de Azarbayján-e-Sharqui hasta que dimitió de dicho cargo como consecuencia de la llegada al poder de Muhammad Jatami y los reformistas moderados.
Durante los años en que ocupó Jatami la presidencia de la República Islámica de Irán (1997-2005), Ahmadinejad fue radicalizando sus posiciones políticas y, tras doctorarse en Ingeniería del Transporte, se vinculó a la organización « Seguidores del Partido de Dios » (Ansar-i- Hizbullah) que mantenía estricta fidelidad a la autoridad de los ayatollahs más fundamentalistas y que estaba liderada por Seyyed Ali Hoseyni Jamenei, el sucesor de Jomeini como líder espiritual de la República Islámica. Desde allí, Ahmadinejad realizó una intensa labor de oposición a la política reformista de Jatami, impulsó la formación de una nueva derecha fundamentalista de la cual surgió la Alianza de los Constructores del Irán Islámico (2003), cuyos mensajes se centraban en la recuperación de los ideales y de las políticas del jomeinismo posrevolucionario de principios de los años ochenta.
El ascenso político de Ahmadinejad se puso de manifiesto tras su elección como alcalde de Teherán (mayo 2003) a pesar de que el porcentaje de participación electoral fue de un irrisorio 12 %. Durante sus dos años de alcalde de la capital iraní, llevó a la práctica su rigorismo fundamentalista y, pese a ser laico, superó en celo moralista y religioso a muchos clérigos chiitas. Entre las medidas que adoptó durante este tiempo, podemos citar : el cierre de los restaurantes de comida rápida, el expurgar los programas culturales de eventos « no islámicos », convertir las galerías de arte en salas de oración o establecer en los lugares de trabajo ascensores diferentes para cada sexo. Sin embargo, fracasó en su intento de convertir los parques públicos en mausoleos militares y en la extensión del velo islámico (chador) a las mujeres.
Como alcalde de Teherán, Ahmadinejad se ganó el apoyo de los sectores humildes mediante la concesión de créditos sin intereses a las parejas recién casadas y por la distribución de sopa caliente en las barriadas pobres. De igual modo, se cimentó su imagen de alcalde incorruptuble y de austeridad espartana que rechazaba el sueldo y el coche oficial y que seguía viviendo en su modesto apartamento.
Con este vagaje político, se presentó a las elecciones presidenciales de junio de 2005 y, contra todo pronóstico, venció al hodjatoleslam Ali Akbar Hashemi Rafsanyani. A su período como nuevo presidente de la República Islámica de Irán dedicaremos el próximo artículo.
José Ramón Villanueva Herrero
(La Comarca, 7 julio 2009 ; Diario de Teruel, 16 febrero 2010)
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