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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

CRISIS EN LA IGLESIA CATÓLICA

CRISIS EN LA IGLESIA CATÓLICA

    

        Desde hace unos años, la conciencia de nuestra sociedad percibe el que la Iglesia Católica se halla sumida en una profunda crisis, sobre todo tras constatarse una innegable involución propiciada por el Vaticano con el apoyo de los sectores más integristas y neoconservadores, involución que, en opinión del teólogo progresista Kart Rahner ha hecho que éste haya entrado en lo que califica de un "invierno eclesial", prueba del cual serían los conflictos y el descontento interno entre los sectores católicos más abiertos que ha llevado al alejamiento y desafección de numerosos ciudadanos que en su día fueron bautizados en la fe católica.

        Esta profunda crisis, ignorada en gran medida por la jerarquía, ha hecho reflexionar a diversos teólogos progresistas como es el caso de Xavier Alegre, Josep Jiménez, José Ignacio González Faus y Josep M. Rambla, cuyas conclusiones aparecen recogidas en el nº 153 de Cuadernos "Cristianisme i Justícia" (2008). Dicho grupo de teólogos españoles, tras reconocer la pésima imagen que tiene la Iglesia en los medios de comunicación, se lamentan de que ésta mantiene una permanente actitud defensiva "que le lleva a considerarse injustamente atacada o perseguida" y, que sin embargo, es incapaz de realizar, con toda humildad, la más mínima autocrítica pues, se refugia en la cómoda solución de "echar toda la culpa a la maldad del mundo exterior, y añorar en silencio una antigua situación de poder eclesial y de cristiandad" en una sociedad que ha cambiado hacia posiciones aconfesionales y secularizadas que, como ocurre en España, lo cual no termina de asimilar la jerarquía eclesiástica. En este sentido, la opinión de este colectivo de teólogos progresistas resulta de total actualidad para entender la desafección y descrédito que la Iglesia tiene en la actual sociedad española, incluso entre muchas personas que nos sentimos cristianos puesto que "la actual crisis del catolicismo en España y la hostilidad que despierta cuanto huele a cristiano, no son obra de un gobierno malvado nacido por generación espontánea, sino cosecha de un largo pecado de nuestra jerarquía durante la época de la dictadura y antes de ella".

        De hecho, estos teólogos apuntan que la Iglesia Católica de hoy tiene una serie de "llagas" que le alejan no sólo del mensaje evangélico sino también de muchos creyentes. Entre ellas, además de la división de los cristianos y el enfriamiento de la marcha hacia la unidad, señalan el "olvido de la centralidad de los pobres" al negarse a reconocer la jerarquía que las desigualdades sociales no son un accidente natural sino algo radicalmente contrario a la voluntad de Dios y no optar de forma valiente y decidida por ser una Iglesia de los pobres, comprometida de forma radical con la defensa de la justicia social, tal y como hace la Teología de la Liberación en los países del Tercer Mundo y que, lamentablemente, es tan denostada desde las esferas vaticanas.

        Otra llaga sangrante de la Iglesia sería el "jerarcocentrismo", esto es, el que los creyentes has sido totalmente postergados por la jerarquía, contraviniendo de éste modo el espíritu del Vaticano II. En este sentido, cuestionan el papel de la Curia en el gobierno de la Iglesia y, sobre todo, la actitud patriarcal de la jerarquía, que ignora permanentemente el papel de la mujer como no sea para amonestarla o culpabilizarla. En contraste con el papel desempeñado por la "apóstol" Junia en la Iglesia primitiva citada por San Pablo (Ro 16,7), estos teólogos se hacen eco de que "el cristianismo primero escandalizó a la sociedad por su apertura respecto a la mujer; el catolicismo oficial de hoy escandaliza a la sociedad por su cerrazón respecto a la mujer".

        Para hacer frente al excesivo poder acumulado por la jerarquía, así como para acabar con sus posiciones integristas y anacrónicas, este colectivo propone toda una serie de medidas concretas, las cuales considero de sumo interés para evitar que la involución eclesial siga por la peligrosa pendiente por la cual camina en la actualidad. Estas medidas serían: que el Papa no fuese Jefe de Estado ni sus representantes en las iglesias de cada país ostentasen el cargo político de embajadores, la supresión del cardenalato como dignidad, la reforma de la elección papal, la participación de las iglesias locales en la elección de sus obispos, dar a los Sínodos funciones deliberativas y no sólo consultivas, revisión profunda de la Congregación de la Doctrina de la Fe (heredera de la antigua Inquisición) y, desde luego, conferir un mayor protagonismo a la mujer en el seno de la Iglesia.

        Finalmente, otra de las llagas de la Iglesia actual, especialmente evidente en el caso español, es que la institución eclesial no sabe, todavía, coexistir con normalidad en una sociedad plenamente democrática. De hecho, ante polémicas e intromisiones recientes de la jerarquía en la actuación de los poderes públicos democráticos, y de forma especial en la legislación emanada del Parlamento o en las decisiones adoptadas por el actual Gobierno socialista, la conclusión de este grupo de teólogos les lleva a una crítica contundente hacia la jerarquía al señalar que "la Iglesia española todavía no ha sabido educar a los fieles en el principios elemental de que aquello que es legal en una sociedad laica y democrática, no tiene por qué coincidir con la moral cristiana". Y es que la jerarquía sigue empeñada en que lo moral y lo legal coincidan, desconociendo de éste modo cual es el sentido de la ley civil.

         Es triste comprobar las actitudes de una Iglesia "distanciada del género humano al que considera enemigo y perdido, a menos que vuelva a ella", como se lamentan los teólogos autores de este estudio. Los gestos y estridentes declaraciones públicas que, en demasiadas ocasiones caracterizan a la jerarquía eclesiástica me recuerdan la frase de Andrei Sajarov, disidente ruso y premio Nobel de la Paz, según la cual "la intolerancia es la angustia de no tener razón".

         El alejamiento del mensaje evangélico y las actitudes intolerantes, no son buenos síntomas para que la sociedad deje de percibir a la Iglesia como lejana y sumida en una profunda crisis. Tal vez no anden tan equivocados los sectores cristianos progresistas cuando plantean, como desde hace años demanda Kart Rahner, la convocatoria de un Concilio Vaticano III.

        José Ramón Villanueva Herrero

        (Diario de Teruel, 28 febrero 2010)

3 comentarios

Anonimo -

La crisis de la Iglesia... los mismos sacerdotes los dicen, y alguien trata de reaccionar. Les aconsejo este blog de este padre en Perú: www.emanuelemunafo.blogspot.com

yoseal -

el de jovenes en libertad las dice y se las cree,ni de lejos son 10 millones los que van a misa ,lo de la casilla en la declaracion hay mucho que opinar por muchas razones les llegan cruces que no tenian esa intencion(lo pillas)

Jóvenes en Libertad -

jaja tiene gracia, pues cuando más de nueve millones de españoles marcan la casilla a la Iglesia católica, cuando 10 millones de españoles asistimos todos los domingos a misa... me dirás tu a mi quien está más en crisis si el PSOE y su gobierno o la Iglesia.