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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

DECEPCIONANTE

DECEPCIONANTE

         

Con profunda decepción asistimos a las medidas hechas públicas por el Presidente Zapatero el pasado 12 de mayo en el Congreso de los Diputados para afrontar la grave crisis económica, una crisis que, como ocurre siempre en el sistema capitalista, la han generado la codicia y los oscuros intereses del capital financiero y la vamos a tener que pagar los trabajadores.

Decepcionante resulta que Zapatero, que aludió en su intervención parlamentaria a la inaplazable necesidad de realizar “un esfuerzo nacional colectivo, equitativo y justificado”, ante las presiones del Mecanismo Europeo de Estabilización acordado el pasado 9 de mayo, haya optado porque el esfuerzo, lógico y necesario por otra parte, se haga pesar, sobre todo, en los sectores sociales más sensibles a la crisis cual son los trabajadores por cuenta ajena, autónomos, empleados públicos y pensionistas.

Decepcionante ha sido el optar por una salida a la crisis social bendecida por la grandes instancias económicas neoliberales internacionales (FMI, OCDE), por los gobiernos conservadores, por la patronal y por las entidades bancarias. De hecho, ello supone el desmantelamiento de algunos de  los principales avances sociales impulsados por Zapatero en su primera legislatura y el avance de las medidas neoliberales de ajuste duro, propias de cualquier partido de derechas pero inaceptables para una formación política (y para su base electoral) de ideología socialista que aspira a una redistribución más justa de la riqueza. Zapatero, cual un nuevo dolorido Abraham, ha parecido querer sacrificar en el altar del mercado, a su hijo Isaac, esto es, a las políticas sociales y económicas, al diálogo social, que eran (y deben seguir siendo) señas de identidad del proyecto socialista. Un sacrificio que le ha supuesto la pérdida de buena parte de su crédito personal, político y electoral.

Decepcionante resulta constatar cómo Zapatero, ante el embate de la crisis, se ha plegado a la aplicación de unas políticas de ajuste duro, impopulares y antisociales que, hasta ahora, eximen del coste de la crisis a sus verdaderos culpables: el gran capital y la diosa “Mercado” ante la cual parece ser que todos los gobiernos, sean del signo que sean, deben postrarse de forma servil.

Decepcionante resulta que un Gobierno Socialista haya priorizado la salida a la crisis mediante la reducción del gasto público y no por el camino de incrementar los ingresos mediante una fiscalidad progresiva. Ciertamente, hay situaciones evidentes en las que la reducción del gasto resulta imprescindible pero también es cierto que la obsesión por reducir el déficit es una medida neoliberal contraria a la doctrina clásica socialdemócrata que considera que se debe de asumir con naturalidad el déficit en tiempos de recesión dado que el endeudamiento público en tiempos de crisis es la forma de hacer frente a los compromisos sociales y ser un motor de reactivación económica, fomento del empleo y de la inversión pública.

Decepcionante resulta el que la política fiscal siga siendo incapaz de adoptar medidas valientes, justas y redistributivas tales como el restablecer el Impuesto sobre el Patrimonio, la creación de un Impuesto sobre Grandes Fortunas, la reforma del IRPF para aplicar con profundidad una mayor progresividad fiscal (recordemos que, en los últimos años, las rentas altas han pasado de tributar del 56 % al 43 %). También habrá que ser firme en el establecimiento de una fiscalidad más estricta sobre las grandes empresas y, lo que es un clamor ciudadano: gravar con una mayor carga fiscal a las SICAV (Sociedades de Inversión de Capital Variable), un instrumento de inversión opaco de las grandes fortunas que cuenta con importantes ventajas fiscales y que sólo tributa al 1 % de sus plusvalías. Habrá que reconsiderar los tramos del Impuesto de Sociedades, el cual, excepto en el caso de los autónomos y las PYMEs, debería de equipararse a la media europea (42 %), la implantación de una fiscalidad ecológica (ecotasa) a todas las industrias contaminantes.

En esta línea de fiscalidad progresiva y, sobre todo progresista, la Banca no puede quedarse al margen. Con la misma rapidez que ha demandado (y conseguido) ingentes cantidades de dinero público para el rescate de las entidades bancarias o para avalar su solvencia, se les debe ahora implantar alguna tasa o impuesto. No resulta admisible que, mientras el nuevo Gobierno conservador británico de David Cameron se plantea la imposición de un nuevo impuesto sobre la banca, un Gobierno Socialista como es el de Zapatero no tenga el coraje político de meter en cintura a la banca que, hasta ahora, recordémoslo, en medio de la tempestad de la crisis global, es la única que se ha beneficiado económicamente. Es por ello que una auténtica política socialista en tiempos de crisis debería de fijar por ley los topes máximos de los sueldos, bonos y primas de altos cargos, ejecutivos, miembros de Consejos de Administración y otros colectivos vinculados al sector financiero y a las industrias multinacionales que, como en el caso de las empresas del automóvil, han recibido elevadas ayudas públicas y, de este modo, acabar de una vez por todas con estas bolsas de flagrante opacidad fiscal que, en estos momentos, resultan más inaceptables e insolidarias que nunca.

Además de lo dicho, en la anodina presidencia española de la Unión Europea  que concluye en junio, el Presidente Zapatero debería de impulsar medidas para la regular los mercados financieros internacionales como la implantación del impuesto sobre las transacciones financieras internacionales, conocido como la “tasa Tobin”, el control fiscal sobre determinadas inversiones especulativas como las United Linked y los Hedge Funds.

Sólo si a corto plazo el Presidente Zapatero tiene coraje para impulsar estas medidas, consustanciales a la política económica socialdemócrata, sentiremos que los costes sociales de la crisis económica son compartidos de una forma justa por el conjunto de la sociedad española. Sólo así, la militancia socialista y la base social y electoral que apoyamos al PSOE, recuperaremos la esperanza de que el proyecto socialista resulta, de verdad, una alternativa viable a las políticas neoliberales, insolidarias y antisociales que, de ningún modo son la solución para salir del oscuro túnel a donde nos ha conducido la crisis económica global alentada por la codicia de los poderosos.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(militante de la Corriente de Opinión Izquierda Socialista del PSOE)

(Diario de Teruel, 14 mayo 2010 ; El Periódico de Aragón, 15 mayo 2010 ; La Comarca, 25 mayo 2010)

 

 

2 comentarios

Socialista -

Me parece que lo decepcionante es lo has publicado en Diario de Teruel y en este blog. Espero más de un socialista que piensa o, por lo menos, que dice que piensa.

maría -

Buenas,
La izquierda de este país me produce risa. Y mucha . Desciendo de la clásica familia trabajadora, que a día de hoy está muy, muy decepcionada.
Lamentablemente me convencen más las medidas de la oposición, de reducción de jetas políticos que la de ZP.
Bajarse el sueldo un 15 % no tiene mérito si antes te lo has subido un 11%.
Que los funcionarios sean vitalicios es algo a revisar.
Que los sindicatos los subvencione el estado tb.Ya pasó la revolución industriañ, ¡renovación mental!!.
El obrero vive mejor que el autónomo.
No existe el despido justificado ni procedente a efectos prácticos y es imposible que existan tantos millones de trabajadores honrados.Alguno habrá vaguete, ¿no?
Este país es una vergüenza y su clase política al completo tb.DErecha, izquierda, centro...todos una panda de jetas ,poco preparados -mucho menos que la media del país-
Los jóvenes huiremos a Francia, como hicieron nuestros ancestros, pero esta vez no por un régimen franquista,sino por el triunfo de la mediocridad.
Lástima.