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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

Historia Teruel

LA MEMORIA DEL 3 DE JULIO EN TERUEL

 

      Durante el verano de 1874, en plena III Guerra Carlista, los partidarios de Carlos VII controlaban la práctica totalidad de las tierras turolenses y solamente resistían su embate los fortificados enclaves liberal-republicanos de Teruel y Alcañiz. Así las cosas, en la noche del 3 de julio, los carlistas intentaron conquistar la ciudad de Teruel, en un asalto muy similar al de la “Cincomarzada” zaragozana de 1838.

     El ataque, iniciado en la zona de la Lombardera y del Arrabal, fue repelido por la Milicia Nacional, al mando de Víctor Pruneda, comandante de la misma y dirigente histórico del republicanismo federal turolense. Pese a ello, los atacantes, en connivencia con algunos carlistas locales, lograron penetrar en el interior del recinto defensivo por el área del corral de Roquillo, de donde fueron desalojados después de 6 horas de combates. Mientras esto ocurría, los carlistas lanzaron otro ataque por la Cuesta de la Jardinera, llegando a colocar escalas sobre la muralla, siendo repelidos por un nutrido fuego de fusilería. Al amanecer, convencidos los atacantes de la imposibilidad de apoderarse de la ciudad, se retiraron no sin antes saquear e incendiar el Arrabal.

    Al mes siguiente, el 4 de agosto de 1874, los carlistas, esta vez al mando del infante Alfonso-Carlos de Borbón-Parma (hermano del pretendiente Carlos VII), intentaron de nuevo conquistar Teruel: la determinación de los defensores, nuevamente comandados por Pruneda, repelió el ataque evitando que la reacción carlista se adueñase de la capital.

     Estas dos fechas memorables, el “3 de julio” y el “4 de agosto”, le valieron a Teruel la concesión de los títulos de “Heroica” y “Siempre Heroica” que hoy ostenta. Además, en memoria de los turolenses caídos en su defensa, unas lápidas recordaban sus nombres en el Ayuntamiento y, en 1895, se erigió en la Plaza de la Libertad, hoy de Fray Anselmo Polanco, el Monumento a los Mártires de la Libertad de Teruel.

    Ambos sucesos pasaron a ser conmemorados anualmente como fiestas cívico-políticas. La celebración se iniciaba a primeras horas de la madrugada con el repique del “campanico del Ángel”, posteriormente un pasacalle-retreta amenizaba al vecindario. El acto central era la “procesión cívica” que, partiendo de la Plaza de la Libertad y a los sones del Himno de Riego, realizaba sendas ofrendas florales en el Corral de Roquillo y en el Monumento a los Mártires de la Libertad. Además, al ser ambas fechas festivas en Teruel, se cerraba el comercio, se engalanaban los balcones, las banderas ondeaba a media asta y, por la tarde, los turolenses salían a merendar a las riberas del Turia, había corrida de toros y una verbena popular en la Glorieta.

   Por todo lo dicho, estas fiestas tenían un profundo significado político, pues simbolizaban la defensa de la libertad contra todo tipo de reacción e intolerancia, lo que explica el entusiasmo con que las celebraban los progresistas turolenses, mayoritariamente republicanos. Por el contrario, como consecuencia de la Guerra de España de 1936-1939 y la posterior dictadura franquista, se prohibió su celebración: la última vez que tuvo lugar fue el 3 de julio de 1936 en un ambiente político muy tenso, y ya durante la contienda, fueron los requetés carlistas quienes demolieron el venerado Monumento a los Mártires de la Libertad.

     Tras la normalización democrática, mientras Zaragoza recuperaba su fiesta de la Cincomarzada, nada se hizo en Teruel para reivindicar, tras años de dictadura y olvido, una de las páginas más memorables de su historia local. La ciudad de Teruel, conocida universalmente por el arte mudéjar o los Amantes, también debería ser identificada como “la ciudad de la Libertad”, la que en 1484 rechazó la implantación de la Inquisición, la que durante todo el s. XIX fue vanguardia de la democracia republicana española, la que en 1874 repelió con valentía a la reacción carlista. Por ello, junto a la recuperación del sentido cívico de estas fechas, casi olvidadas, algún folleto didáctico, alguna mención en los libros de texto, debería de hacerse de esta página de la historia turolense. De igual modo, recordando que el Monumento a los Mártires de la Libertad fue demolido por las fuerzas de la reacción, no estaría de más que algún símbolo recordase su existencia en la antigua Plaza de la Libertad. Sería un hecho de justicia.

    En la actualidad, al evocar la memoria de estos hechos, no olvidamos que son otros los combates que hay que librar para asegurar el futuro y el progreso de Teruel, los mismos que laten con fuerza en la conciencia cívica y en los movimientos ciudadanos que luchan con tenacidad y convicción para que Teruel siga existiendo y tenga un futuro digno.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 5 de julio de 2022)

EL VALOR DE TERUEL EXISTE

EL VALOR DE TERUEL EXISTE

 

     Mucho se ha hablado y escrito en estos últimos días sobre el aldabonazo que ha supuesto la exitosa irrupción electoral de Teruel Existe en el mapa político tras las pasadas elecciones del 10 de noviembre al logar un diputado y dos senadores, convirtiéndose así en el partido más votado en la provincia. Este hecho ha suscitado toda clase de comentarios y, también, de aceradas críticas, en mi opinión injustas, surgidas desde aquellos partidos que se han sentido perjudicados por la competencia electoral de Teruel Existe, esos partidos y esos dirigentes políticos que creían patrimonializar en beneficio propio unos escaños que, no lo olvidemos, han de ganarse (o revalidarse) en cada elección con arreglo a la coherencia de sus propuestas o la eficacia de la gestión de gobierno realizada.

      Estas críticas no han entendido en toda su dimensión el hartazgo de buena parte de la ciudadanía turolense ante la frustración generada por la escasa atención que han recibido por parte de los sucesivos gobiernos de España, bien fueran éstos del PP o del PSOE, ante unas justas demandas ansiadas durante tantos años. No han comprendido que Teruel Existe ha recogido ese hartazgo, esa frustración por las promesas incumplidas, captando así un voto transversal que, procedentes de diversas tendencias ideológicas, lo ha convertido en el voto de la ilusión y la esperanza de unas tierras que, frente a toda adversidad, luchan por un futuro digno.

    En consecuencia, aunque la participación en nuestro sistema democrático se canaliza a través de los partidos políticos, en esta ocasión era un deber moral, un elemento regenerador, el que diese el salto a la política una candidatura novedosa como la presentada por la Plataforma Ciudadana Teruel Existe: aunque los partidos tradicionales lo han visto como un rival que les disputaba votos, otros lo hemos visto como una opción noble y sincera en defensa de los intereses de nuestra provincia, sin ninguna ambición personal que la desvirtuase. Por ello, el éxito de Teruel Existe no es fruto de un victimismo provinciano, de un catastrofismo plañidero que a nada conduce, sino la respuesta activa ante la desidia de los gobernantes hacia una provincia que, aunque cada vez más vaciada de población, con escaso peso político y muy pocos escaños a disputar, merece una atención urgente, un impulso a sus infraestructuras (ahí está el tema de la A-68, la A-40 o el trazado ferroviario) que le den esperanzas de futuro y que ponga fin a tantos agravios y promesas incumplidas.

     Si hacemos un poco de historia veremos que las demandas actuales de Teruel Existe nos traen a la memoria los que supuso el movimiento regeneracionista de finales del s. XIX, y es que más de un siglo más tarde, muchos de los problemas y demandas de entonces siguen estando, todavía, pendientes. Por ello, hemos de recordar que el Regeneracionismo decimonónico turolense está asociado a figuras de la talla de Domingo Gascón y Guimbao, Santiago Contel Marqués o Federico Andrés y Tornero. En todos estos casos hallamos a turolenses que, desde distintas ópticas políticas, desde el republicanismo posibilista de Gascón, al republicanismo federal de Contel o al incipiente regionalismo de Andrés y Tornero, coincidieron en una desconfianza evidente hacia los partidos políticos hegemónicos del llamado “turno pacífico”, esto es, el Partido Conservador y el Partido Liberal, el equivalente de entonces del bipartidismo que ha regido la vida política española hasta fechas recientes. Es por ello que el Regeneracionismo turolense supuso, en la línea del pensamiento de Joaquín Costa, una crítica frontal al sistema oligárquico-caciquil que caracterizó la Restauración borbónica.

     Dicho esto, hay que señalar que el Regeneracionismo turolense tuvo como punto de partida la toma de conciencia del endémico atraso turolense, de la “postración” como entonces se decía, en la que se hallaba sumida la provincia. Domingo Gascón y Guimbao, en su célebre Miscelánea Turolense publicada entre 1891-1901, se hacía eco de esta dramática situación al señalar que, “la provincia de Teruel, tan rica por un don especial de la naturaleza en producciones de su suelo, como sistemáticamente abandonada, necesita más que otra región alguna el esfuerzo individual y colectivo de sus hijos para sacarla de la postración y abatimiento en que se halla sumida”. Así se fue extendiendo la imagen de que Teruel era la “cenicienta” de las provincias españolas, tal y como denunciaba Pablo Feced en 1894 al aludir a ella como “la más olvidada y arrinconada de todas […] De Teruel nunca se oye aquí [en Madrid] nada, nunca se cuenta nada, nunca se lee nada. Parece en Madrid que en Teruel no hay gente”. Esta misma idea la hallamos también en Santiago Contel el cual aludía en 1897 a la provincia de Teruel como “cenicienta de las españolas, la desheredada, la desatendida, la olvidada, la preterida siempre, para la que no llega nunca el reparto de los beneficios”.

    Esta penosa situación llevó a todos estos regeneracionistas a denunciar, una y otra vez, la falta de apoyo gubernamental para salir de tan endémica postración y, por ello, Federico Andrés y Tornero reprochaba en 1896 a los diputados y senadores de la provincia el que “no han querido o no han podido conseguir los recursos necesarios para sacar a Teruel de su dramática situación”. Y es que todos los regeneracionistas turolenses tenían clara una idea: la responsabilidad de impulsar el progreso provincial correspondía a los turolenses conscientes y, por ello no confiaban demasiado en hipotéticas ayudas externas, que por otra parte nunca llegaban, tanto desde el Gobierno de Madrid como de las nulas iniciativas de los “partidos del turno” que usufructuaban alternativamente el poder.

      Como principal causa de la postración turolense los regeneracionistas insistían, en primer lugar, en la falta de comunicaciones y medios de transporte adecuados, especialmente en el caso de los trazados ferroviarios, ya que a la altura de 1896 tan sólo estaba en explotación el tramo Val de Zafán-Alcañiz y en construcción el Ferrocarril Central de Aragón Calatayud-Teruel-Valencia. Tal vez por ello, Federico Andrés se lamentaba de la infinidad de proyectos planteados sobre el papel que nunca se llevaban a cabo, pues “apenas habrá tantos en provincia alguna, pero de proyectos nunca pasan”, lo cual achacaba a “la desdeñosa mirada de nuestros gobernantes”.

     Otras demandas regeneracionistas las recogía el alcañizano Santiago Contel, al que se dio en llamar “el Joaquín Costa bajoaragonés”, impulsor del desarrollo minero provincial, al reclamar la realización de los pantanos de Santolea y Beceite, así como la construcción del ferrocarril transversal turolense, elemento esencial para vertebrar la provincia, el cual debía unir la capital provincial con Alcañiz, esto es, con el Bajo Aragón, además de, por supuesto reclamar la conclusión del trazado del Val de Zafán hasta San Carlos de la Rápita, propuestas éstas que quedaron expuestas en la conocida como Asamblea Regionalista de Alcañiz celebrada el 24 de octubre de 1897.

     Así las cosas, entonces como ahora, existía una sensación de “agravio” que sufría Teruel por parte de los poderes públicos y por ello los regeneracionistas eran conscientes de la responsabilidad moral del Estado para con las provincias pobres para hacer llegar “su acción protectora” a estas tierras olvidadas en demasía desde Madrid. En este sentido, Federico Andrés consideraba que las demandas turolenses eran no sólo lógicas sino también legítimas desde el punto de vista de la justicia solidaria que se reclamaba al Estado para que, de este modo, se enmendase la indolencia de tantos gobiernos para con la provincia.

    Una vez hecho este repaso histórico y transcurrido ya más de un siglo desde entonces, cuando ahora tanto de habla de la España vaciada como consecuencia de la acelerada despoblación de provincias como Teruel, cuando siguen faltando comunicaciones desde siempre anheladas, cuando asistimos al final de las explotaciones mineras, del ciclo del carbón, la pregunta sigue siendo la misma que entonces: saber si Teruel y sus gentes pueden tener un futuro digno y si nosotros seremos capaces, cuando menos, de intentarlo. Para ello, resulta fundamental el articular la unidad de acción entre Teruel y el Bajo Aragón, superar suspicacias y desencuentros de otros tiempos y aunar las fuerzas e iniciativas de estos dos ejes principales de nuestra provincia y, en este sentido, el que Teruel Existe cuente con un senador alcañizano va en la línea correcta para defender unitariamente los intereses del conjunto de la provincia de Teruel. Por todo ello, hoy, Teruel Existe asume ese reto desde la representación lograda tras las elecciones y, al margen de cualquier discrepancia política e ideológica, merece nuestro respeto y confianza.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 24 noviembre 2019)

 

 

MARIANO DE NIPHO, EN SU TRICENTENARIO

MARIANO DE NIPHO, EN SU TRICENTENARIO

 

     En estos tiempos que tanto se habla de la crisis de la prensa escrita, es momento recordar la memoria de quien fue su pionero, del fundador del primer periódico impreso en España, del legado perdurable de Francisco Sebastián Manuel Mariano de Nipho y Cagigal (1719-1803), en este año en el cual se cumple el tercer centenario de su nacimiento en la ciudad bajoaragonesa de Alcañiz.

     Nipho, a quien en ocasiones se le menciona su apellido como Nifo, es, a fecha de hoy, uno de los aragoneses más ilustres y, sin embargo, más desconocidos, fue descubierto y dado a conocer a través de una excelente monografía de Luis Miguel Enciso Recio titulada Nipho y el periodismo español del siglo XVIII, publicada ya en un lejano año de 1956. Más tarde, ha sido reivindicado por diversos estudios de José María Maestre, director e impulsor del Instituto de Estudios Humanísticos (IEH), con sede en Alcañiz, en reconocimiento a haber sido, también, la localidad natal de toda una serie de humanistas del s. XVI tan destacados como Juan Lorenzo Palmireno, Juan Sobrarias, Pedro Ruiz de Moros, Andrés Vives Altafulla o Bernardino Gómez Miedes. Tal es así que Maestre impulsó el importante Congreso Internacional Francisco «Mariano Nifo. El nacimiento de la prensa y de la crítica literaria periodística en la España del s. XVIII», celebrado en Alcañiz en diciembre de 2003. Por otra parte, entre los diversas investigaciones de José María Maestre, que es quien con más profundidad ha estudiado a nuestro personaje, destacamos su libro Francisco Mariano Nipho: el nacimiento de la prensa y de la crítica literaria periodística en la España del siglo XVIII (2015), la cual supone la mejor síntesis de la importancia que en la historia de la prensa escrita española tuvo Nipho, fundador como antes indicamos del periodismo moderno, el primer periodista profesional, un oficio del cual dijo que era “penoso y poco creativo” y que, sin embargo, tenía como noble objetivo la culturización de la sociedad dado que, para tal fin pensaba nuestro alcañizano que la prensa escrita resultaba más efectiva que los densos y eruditos libros,  pues ellos estaban al alcance de un sector muy reducido de la sociedad de su tiempo.

     En cuanto a la biografía de tan insigne aragonés, las investigaciones de Maestre nos aportan datos de interés. De este modo, sabemos que Mariano de Nipho era hijo del Gobernador de Maella, de Sebastián Nipho Ruiz de Uribe, nacido en Nápoles y que pasó por Alcañiz cuando viajaba hacia Córdoba, ciudad que había solicitado como nuevo destino. No obstante, durante el viaje que le debía llevar a tierras andaluzas, enfermó y falleció en Alcañiz un 4 de abril de 1719. En esta ciudad quedó su esposa viuda y embarazada, la cual dos meses después, el 10 de junio, dio a luz a su hijo Mariano, razón por la cual José María Maestre se refiere acertadamente al que más tarde sería tan destacado periodista como “alcañizano fortuito”.

     Tomando como base las investigaciones de Maestre, José Ignacio Micolau realizó una breve síntesis biográfica titulada «Mariano Nifo regresa a Alcañiz», la cual se incluye en su libro Cuestiones bajoaragonesas (2009). De este modo sabemos que Nipho pasó su infancia en Alcañiz, aunque se desconoce el momento exacto en que se trasladó a Madrid. De lo que si se tiene constancia es de que, con 18 años, ya publicó en la Imprenta Real de la capital del reino un Diario de los literatos de España (1737-1742). A partir de entonces, como señalaba Micolau, “su producción será ingente, cerca de un centenar de obras, si a las obras propias –en las que en ocasiones ocultó su nombre- les añadimos las numerosas traducciones que llevó a cabo del inglés, francés o italiano”. En este sentido, es referencia obligada citar su célebre Diario noticioso, curioso-erudito y comercial público y económico, cuyo primer número vio la luz en Madrid el 1 de febrero de 1758 y que es considerado no sólo como el primer periódico diario de la historia del periodismo español sino, también, de la Europa continental y del cual, ya en 1992, el Ayuntamiento de Alcañiz realizó una edición facsímil.

     Otras de sus publicaciones periódicas más destacada en el ámbito de la prensa escrita sería el Diario Estrangero (sic) (1769) en el que junto a noticias literarias de Europa, Nipho también se hizo eco de otras informaciones de interés para conocer la sociedad de su época tales como las relativas a moda, espectáculos, teatro o fiestas. No menos importante fue también su semanario titulado Estafeta de Londres (1779) en el cual Nipho trataba cuestiones relativas a la agricultura, artes, costumbres, industrias y literatura de su admirada Inglaterra. En este sentido, la anglofilia de Nipho resulta especialmente destacable en una época en la cual, por el contrario, la política exterior de la monarquía española se regía por los Pactos de Familia con Francia, dando el entronque común de las dos dinastías pertenecientes a la familia borbónica. Y, sin embargo, Nipho dejó patente su admiración por Inglaterra ya que sus escritos tenían por objeto imitar la cultura y la sociedad británica para “hacer feliz a España”.

     Tampoco debemos dejar de citar otras publicaciones periódicas surgidas bajo su impulso como el Correo General de España (1770-1771), continuado más tarde por su Descripción natural, política y económica de todos los pueblos de España, en cuyas páginas, el periodista alcañizano manifestó su  preocupación por diversos temas, entre otros, por el problema agrario y el fomento de las manufacturas, tratados desde  un espíritu reformista que entroncaba plenamente con los ideales de la Ilustración del s. XVIII.

     Además de lo dicho, Nipho ha pasado a la historia por ser el gran innovador del periodismo español moderno y a él se deben aportaciones tales como la división entre “noticia” y “opinión”, así como el establecimiento de secciones fijas tanto en el formato como en los contenidos de la naciente prensa diaria. Nipho siempre fue consciente consciente de la importancia de la prensa escrita, un medio de comunicación de gran utilidad que se debía caracterizar por su variedad, exactitud y difusión.

     Valgan estas líneas en memoria y homenaje a una figura tan relevante de la historia de la prensa escrita española como fue Mariano de Nipho, el cual, como muchas veces sucede en nuestra tierra aragonesa, es menos conocido y valorado por sus paisanos de lo que merece. Tal vez los actos y celebraciones que tengan lugar con motivo del tricentenario de su nacimiento salden esta deuda histórica con Nipho, al igual que hace cada año la revista Compromiso y Cultura y la Asociación Literaria Poiesis, ambas con sede en Alcañiz, con la convocatoria y entrega de los premios que honran la memoria de nuestro ilustre paisano a personas, grupos, asociaciones o instituciones, que se han distinguido en las diferentes actividades del arte, la cultura, la educación, el deporte y el compromiso social y cooperativo dentro del ámbito territorial del Bajo Aragón.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 16 junio 2019)

 

 

 

 

LOS MITOS DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL

LOS MITOS DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL

 

     Vivimos en un mundo de contrastes económicos  brutales y los datos, fríos e implacables, lo demuestran.  A modo de ejemplo, en el año 2008, momento del estallido de la crisis financiera mundial, el desembolso para salvar los bancos privados en el conjunto de los países occidentales se elevó a la exorbitante cifra de 8.150.000 millones de dólares, esto es, 8,15 trillones de dólares. Ese mismo año, según  la FAO, para acabar con el hambre en el mundo se necesitaban 30.000 millones de dólares. Estos datos son estremecedores pues, como señalaba Manfred Max-Neef en  estudio titulado El mundo en ruta de colisión,  esos 8,15 trillones de dólares destinados a salvar a la banca privada hubieran permitido “generar 270 años de un mundo sin hambre”.

     Este es el mundo en el que vivimos, un mundo en el que nunca hay suficiente para los que no tienen nada pero en el que siempre hay suficiente para los que lo tienen todo. Un mundo que, como nos recordaba el Manifiesto del Foro Internacional de la Globalización de 2007, está abocado a una crisis de dimensiones planetarias con riesgo de colapso. A esta situación se ha llegado como consecuencia  de un modelo económico dominante que se basa en el crecimiento ilimitado a cualquier coste, el uso incontrolado de combustibles fósiles, la exaltación del consumismo desmedido y que ha traído como consecuencia la amenaza real del cambio climático y la disminución de los recursos esenciales para la vida en nuestro planeta (aguas, bosques, suelos, biodiversidad).

     Este es el panorama en que nos hallamos tras el galopar del sistema económico neoliberal, que,  cual si de un nuevo Atila se tratara, arrasa por donde pasa. Y, sin embargo, los poderes económicos dominantes nos lo presentan como un modelo ideal y sin alternativa posible. Por ello, resulta preciso, como señalaba  Max-Neff,  desenmascarar los 6 mitos sobre los que se sustenta la globalización neoliberal, tan cuestionables como falsos todos ellos. Veámoslos seguidamente.

     Mito 1º.- “La globalización es el único camino efectivo para el desarrollo”. Pero…la realidad de los hechos pone de manifiesto los negativos efectos de la desregulación de los mercados, las privatizaciones y la eliminación de las barreras comerciales internacionales.

     Mito 2º.- “Una mayor integración en la economía global es buena para los países pobres”. Pero… ello ha supuesto que estos países deban acomodarse a las reglas y restricciones de la economía globalizada y ello les obliga a postergar actuaciones más urgentes en educación, salud o desarrollo. De hecho, la globalización ha generado mayor desigualdad y, en la actualidad, 80 países tienen menos renta per cápita que hace dos décadas tras integrarse  en la economía global. Otro dato: si en 1965 el ingreso medio per cápita de los países del G-7 era 20 veces mayor que el de los 7 países más pobres del mundo, en el año 2008 era ya 50 veces mayor…y esa brecha sigue creciendo cada año.

    Mito 3º.- “Las ventajas comparativas son la mejor manera de asegurar la prosperidad”. Esta idea, basada en el dogma del libre comercio global, ha tenido efectos muy negativos ya que cuando el capital tiene plena movilidad transnacional, éste busca  “ventajas absolutas” en aquellos países que impliquen menores salarios, menores impuestos y menores exigencias medioambientales.

     Mito 4º.- “Más globalización significa más empleo”. Pero… la realidad demuestra que, por ejemplo, la deslocalización industrial ha producido el fenómeno del “outsorcing”, el cual genera desempleo en los países de origen y subempleo y peores condiciones laborales en los países que reciben las inversiones de las industrias deslocalizadas.

     Mito 5º.- “La Organización Mundial del Comercio (OMC) es un organismo democrático y transparente”.  Pero… la realidad es que la OMC está dirigida por un grupo no electo de burócratas que toman decisiones que imponen a los gobiernos de las naciones. De hecho, el mayor empeño de la OMC es lograr la abolición  o reforma de cuantas normativas estatales  resulten perjudiciales para los intereses de las multinacionales.  Además, resulta significativo el  que la OMC no tenga reglas sobre cuestiones tan importantes como la prohibición del trabajo infantil o la garantía de los derechos laborales. En consecuencia, como señala Max-Neef, el “propósito fundamental” de la OMC es “lograr que las corporaciones gobiernen el mundo” y en esa línea se orienta el polémico Tratado Transatlántico de Libre Comercio entre la Unión Europea y los Estados Unidos, el TTIP.

      Mito 6º.- “La Globalización es inevitable”. Si Margaret Thatcher dijo en su día que “no existe alternativa” frente al modelo neoliberal,  Renato Ruggiero, exDirector General de la OMC, llegó a afirmar que “tratar de detener la globalización es equivalente a tratar de detener la rotación de la tierra” y, por ello, este fundamentalismo económico, lo ha convertido casi en una pseudoreligión que no debe ser cuestionada en sus dogmas, pero cuyos mitos,  a los cuales hemos hecho referencia, están basados en falsedades.

     A esta situación se ha llegado porque la globalización neoliberal nos ha ganado la partida en parte por la renuncia sistemática de muchos países a su derecho a controlar los procesos económicos en beneficio propio. Así las cosas, resulta vital apostar por una economía alternativa, por una economía más justa y solidaria, que suponga una transición efectiva del actual modelo sustentado en la codicia, la competencia y la acumulación a otro alternativo que priorice la solidaridad y la cooperación  como valores para lograr un mayor nivel de felicidad social y que sea medioambientalmente sostenible. Es por ello que el cambio de modelo económico resulta imprescindible pues nos va en ello nuestro futuro y el de nuestro planeta.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 10 septiembre 2017)

LA LARGA SOMBRA DEL GENERAL MANUEL PIZARRO

LA LARGA SOMBRA DEL GENERAL MANUEL PIZARRO

 

     Ante el creciente auge de la actividad guerrillera  en la provincia de Teruel, el general Franco nombró, por  Decreto de 17 de julio de 1947, Gobernador Civil de la misma al general de la Guardia Civil Manuel Pizarro Cenjor con el mandato expreso de acabar con el maquis, al igual que ya había hecho antes dicho militar en las provincias de León y Granada. De este modo, Pizarro asumió plenos poderes civiles y militares ya que, además de Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, cargo que ocupó hasta 1954, era también Jefe de la V Región de la Guardia Civil.

     Manuel Pizarro, estrecho colaborador del Franco, razón por la cual se vanagloriaba de ser de los pocos que podían llamar con familiaridad  (y en su presencia) “Paco” al dictador, tuvo un carácter duro, autoritario e implacable. Recuerdo que me contaron que, en cierta ocasión, Pizarro ordenó a un funcionario de un municipio de la sierra de Cucalón que se comiese en su presencia un ejemplar del Boletín Oficial de la Provincia como castigo por haber incumplido una disposición del general-gobernador allí publicada.

     Pero mucho mas duro fue Pizarro en la lucha contra el maquis. Unos meses antes de su nombramiento como Gobernador de Teruel, el régimen había aprobado el Decreto-Ley de Represión del Bandidaje y del Terrorismo (18-IV-1947) y una Circular de la Dirección General de Seguridad (11-III-1947) prohibía expresamente utilizar el término de “guerrilla” o “guerrillero”, ordenando que se emplease el de “bandolerismo” o “bandolero”. Estas circunstancias van a ser utilizadas por Pizarro para, investido de plenos poderes, y tras militarizar todo el territorio provincial considerándolo “zona de guerra”, iniciar lo que Mercedes Yusta define como “una guerra personal contra el maquis”, a los que el general llamaba  despectivamente “forajidos”.

     Pizarro que, en su “cruzada” particular contó con el apoyo  de numerosos contingentes de la Guardia Civil, y, también de  la Policía Armada, voluntarios de Falange y somatenistas, intentó controlar los refugios naturales de la guerrilla en las serranías. Para ello, ordenó el desalojo de todas las masías para así cortar el apoyo y los suministros al maquis, utilizó nuevas tácticas de contraguerrilla (guardias disfrazados de maquis que roban y torturan indiscriminadamente) y de “tierra quemada” (quema de cosechas) para así minar los apoyos civiles al maquis. Igualmente, bajo su mandato se vivió una situación de auténtico terror entre la población sospechosa de simpatizar con la guerrilla utilizando métodos de enorme dureza: las palizas, los fusilamientos simulados para lograr confesiones, el envenenamiento de víveres o la implacable aplicación de represalias y de la fatídica “ley de fugas”, fueron frecuentes. Además, como testigos mudos de todo ello, ahí quedaron nuevas fosas comunes, como las existentes en Alcalá de la Selva, Mora, Monroyo, Civán y otros lugares de triste recuerdo.

     La ofensiva de Pizarro se inició el 9 de agosto de 1947 con el ataque, mediante un bombardeo con morteros y el posterior incendio del pinar en que se refugiaban, del campamento guerrillero de La Cerollera, en el que tenía su base de operaciones el Sector 17 de la Agrupación Guerrillera de Levante y Aragón (AGLA) al mando de Angel Fuertes (“Antonio”). Unos meses más tarde, el 18 de diciembre, la Guardia Civil asaltó el campamento del maquis en Monte Camarracho, cercano a Cabra de Mora y poco tiempo después el objetivo fue el campamento-escuela del Sector 11 del AGLA de Monte Rodeno, situado en el término de Tormón.

     Aunque en 1948 tuvo lugar la llamada “ofensiva de primavera” del AGLA, ésta se hallaba muy debilitada por la acción represiva de Pizarro. No obstante, el maquis mantuvo una cierta actividad hasta finales de 1949, fecha en la cual murió cerca de Alcañiz Pelegrín Pérez (“Ricardo”), máximo responsable del AGLA, y el 7 de noviembre era asaltado el importante campamento de Santa Cruz de Moya, localidad conquense convertida en la actualidad en un auténtico memorial de la lucha guerrillera antifranquista.

     Por todo lo dicho, la larga y negra sombra del general-gobernador Pizarro quedó marcada a sangre y fuego en las tierras de Teruel. No obstante, ahora, 70 años después de aquellos trágicos hechos,  es de justicia recordar la memoria del maquis turolense, de aquellos tenaces combatientes antifranquistas, de todos los enlaces civiles que, en tan difíciles circunstancias apoyaron su lucha para intentar abrir nuevos horizontes de libertad y de progreso social para España. En este sentido, resulta esperanzador el hecho de que las instituciones aragonesas reactiven políticas públicas de la memoria: este es el caso de la futura Ley de Memoria Democrática impulsada desde el Gobierno de Aragón, la  concesión el pasado día 4 de julio por parte de la Diputación Provincial de Zaragoza de la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal a las asociaciones memorialistas aragonesas, la recuperación de las subvenciones esta materia por parte tanto del Gobierno autonómico como por las diputaciones de Huesca y Zaragoza, o el futuro proyecto del Memorial por la Paz de Teruel. Ese es el camino a seguir por un  elemental sentido de justicia democrática.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 24 julio 2017)

 

EL CENTENARIO DE "REBELDÍA"

EL CENTENARIO DE "REBELDÍA"

 

     Verano de 1916. Mientras Europa se desangraba en plena I Guerra Mundial y España languidecía bajo la oligarquía política que sustentaba el trono de Alfonso XIII, el Bajo Aragón va a vivir un momento de fuerte agitación política. La causa fue la aparición en Alcañiz de un periódico, Rebeldía, que, debido a lo avanzado de sus ideas, convulsionará la tediosa vida de la comarca durante sus escasos tres meses de existencia, una comarca convertida desde la Restauración borbónica de 1874 en feudo electoral del Partido Conservador y, en concreto, de Rafael Andrade Navarrete, comarca sobre la que ejercerá una hegemonía absoluta desde 1896 hasta 1920, además de ocupar otros importantes cargos políticos como Director General de Bellas Artes y ministro de Instrucción Pública en el Gobierno conservador de Eduardo Dato de 1916.

    Rebeldía fue una interesante publicación fundada por un grupo de jóvenes vinculados al Partido Republicano Socialista Autónomo de Alcañiz, y que se caracterizó por difundir un mensaje radical  para su época. Su ideología, nítidamente republicana y en la que ya aparecían atisbos de ideas socialistas y libertarias, le hizo defender con tesón planteamientos tales como la democracia plena, que sólo era posible en un modelo político republicano, la emancipación proletaria, el pacifismo universal (recordemos que su existencia coincide con el fragor internacional de la I Guerra Mundial), la reforma agraria, el feminismo o un anticlericalismo combativo así como una frontal lucha contra el sistema oligárquico-caciquil que, personificado en la figura de Rafael Andrade, amo y señor de vidas y voluntades políticas, atenazaba al Bajo Aragón. Tan desigual combate contra los poderes políticos y económicos del momento explica por sí sólo la implacable represión de que sería objeto Rebeldía y, consecuentemente, su efímera existencia.

     Bajo la dirección de Augusto Lagunas Alemany, el primer número de Rebeldía apareció en Alcañiz el 2 de julio de 1916 con el propósito de llevar a cabo una profunda regeneración política, social, económica y cultural del Bajo Aragón, a la vez que dejaba claros los ideales, que eran: “el republicanismo autónomo, el Socialismo marxista, el Ateísmo a lo Nackens, la libertad de pensamiento, la Revolución, la libertad de cultos y el bienestar del proletariado”.

       En el ámbito político, Rebeldía defendió un proyecto de regeneración política que ineludiblemente pasaba por el establecimiento de la República democrática y por la extirpación de la plaga que el caciquismo imperante significaba. En cuestiones sociales, Rebeldía lanzó una campaña a favor de la emancipación proletaria y, por ello, se hizo eco de  reivindicaciones tales como la defensa de la jornada laboral de 8 horas, la demanda de sueldo fijo y de un porcentaje de los beneficios para los obreros fabriles, sin olvidar la exigencia de la igualdad salarial hombre-mujer, el fomento de las cooperativas de consumo o la conversión de los latifundios en parcelas familiares.

     Interesantes resultan también sus planteamientos nítidamente feministas. Por esta razón, Rebeldía contaba con una sección fija denominada “Feminario” escrita por Guadalupe Milián en la que se defendía la plena igualdad con el hombre en todos los ámbitos (intelectual, político, artístico y educativo), reivindica la figura de la escritora alcañizana Concepción Gimeno Gil de Flaquer, precursora del movimiento feminista hispano, labor a la cual se suman, también, los artículos firmados por Marina Subirana.

      Otra de las banderas de Rebeldía será una utópica defensa del pacifismo universal y, tras definir a las guerras como “un asesinato colectivo”, repudia el patrioterismo nacionalista, el cual, piensa, debía ser sustituido por el ideal que representaba la fraternidad universal, pidiendo que, “el nombre de la patria no se invoque nunca, el de la Humanidad, siempre”.

     Tan novedoso semanario divulgó también ideas regeneracionistas y, en la línea del pensamiento de Joaquín Costa, defiende los regadíos de la Cuenca del río Guadalope y reclama la construcción del pantano de Santolea puesto que “de los países sin agua huye asustada la civilización”. Otro aspecto importante fue su preocupación por fomentar la educación popular, considerada como un elemento liberador para transformar la injusta sociedad española de comienzos del S. XX. Por ello, dejó patente su defensa entusiasta de la figura de Francisco Ferrer Guardia, pedagogo libertario, fundador de la Escuela Moderna, asesinado tras los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona de 1909 y al que José Antich dedicaría  en el semanario un folletín por entregas titulado de “La Pedagogía de Francisco Ferrer”. No menos importancia tuvo en las páginas su anticlericalismo combativo,  pues consideraba a la Iglesia en su conjunto, y al clero local en particular, como soporte de un sistema político y social injusto cuya plasmación en el Bajo Aragón lo simbolizaba el odioso caciquismo andradista.

     Todo este impulso juvenil chocó frontalmente con la oligarquía conservadora del momento, la cual se empeñó a fondo para reprimir a tan combativa publicación. De este modo, Augusto Lagunas, su director, será encarcelado el 30 de julio acusado de “perturbador anarquista” y poco después lo sería por segunda vez hasta que el 18 de septiembre, tras una campaña de recogida de firmas alentada por los andradistas para expulsarlo de Alcañiz alegando que lanzaba “campañas de franco y brutal anarquismo”, la cuales estaban produciendo en la ciudad bajoaragonesa un “desquiciamiento social”, por lo que fue detenido por tercera y definitiva vez y trasladado a la cárcel de Teruel.

     Concluía así  la trayectoria de aquel semanario alcañizano que, en su breve vida, pretendió “republicanizar” y “socializar” el Bajo Aragón. Por todo ello, ahora, cuando se cumple el centenario de la aparición de Rebeldía, es de justicia recuperar su memoria de las ingratas sombras del olvido.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 10 julio 2016)

 

EL LEGADO DE VÍCTOR PRUNEDA

EL LEGADO DE VÍCTOR PRUNEDA

 

    Hoy, 1 de noviembre, se cumplen 206 años del nacimiento del político republicano federal Víctor Santos Pruneda Soriano (Ferrol, 1809 – Teruel, 1882), aquel joven gallego que un día recaló en las tierras turolenses, a las que amó apasionadamente y que, en mi opinión, puede considerarse como el político más destacado del Teruel del siglo XIX, el de mayor coherencia y honestidad, siempre impulsado por una profunda ética en la práctica política en defensa de sus ideales democráticos, republicanos y federalistas.

    Después de tiempos de injusto olvido, en estos últimos años se ha hecho justicia con  Pruneda recuperando su memoria y su legado político. De este modo, a partir del pionero estudio  de Eloy Fernández Clemente, el descubridor del político republicano, han ido apareciendo diversas investigaciones históricas sobre el pensamiento y trayectoria política de Pruneda, su nombre ha retornado a la toponimia urbana turolense y el Ateneo Republicano de Teruel ha asumido la tarea de divulgar su pensamiento político, hechos éstos que me producen una profunda satisfacción.

     No pretendo ahora incidir en la innegable importancia histórica de su figura, en la multitud de motivos que, recogidos en la biografía  que le dediqué hace ya unos años titulada Víctor Pruneda, una pasión republicana en tierras turolenses (2001)  o más recientemente en un nuevo libro,  Víctor Pruneda y su destierro en Canarias que, editado por el Instituto de Estudios Turolenses hace ya más de un año, a fecha de hoy, se halla todavía pendiente de presentación y distribución. Pero, al margen de su importante, intensa y agitada vida política, quisiera ahora reseñar tres aspectos del pensamiento prunedista que tienen plena vigencia en la actualidad.

     En primer lugar, el republicano Pruneda es todo un ejemplo de cómo, en tiempos difíciles, la firmeza de los referentes éticos resulta imprescindible en la actividad política, tan denostada en la actualidad en determinados ámbitos. De este modo, al margen de las preferencias partidarias de cada cual, Pruneda fue de esas personas que dignificaron el noble ejercicio de la política, entendida como un servicio cívico para lograr mejoras progresivas en la sociedad que le tocó vivir. Pruneda comprendió que cuando se actúa en política desde la ética y la coherencia, cuando se es fiel a los ideales, siempre por encima de los personalismos, cuando se enarbola la defensa de los humildes, es cuando verdaderamente la acción política se convierte en una herramienta capaz de abrir nuevos horizontes de libertad y progreso, de anticipar un futuro mejor para todos. Este hecho fue destacado incluso por sus más enconados adversarios (y tuvo muchos) pues siempre reconocieron en Pruneda los valores de la coherencia, la tenacidad para afrontar los sacrificios que la defensa de la libertad nos exige en tiempos adversos (los seis destierros y confinamientos que padeció en su vida son ejemplo de ello), y el hecho de que muriese pobre, esto es, que jamás emplease la política (y ocasiones tuvo) para medrar o enriquecerse. Todo un ejemplo en los tiempos que corren.

     En segundo lugar, el pensamiento de Pruneda representa lo que puede definirse como un nuevo patriotismo republicano español, esto es, la aspiración a establecer una España plenamente democrática tanto en el ámbito ciudadano como en la relación con sus territorios, con aquellos que pactan libremente compartir un futuro común bajo en modelo de una República Federal. Retomando el lema de “Soberanía del pueblo. Economías. Reformas” de El Centinela de Aragón, el mítico periódico republicano fundado por Pruneda en Teruel en 1841, la República Federal era su ideal político, sinónimo de igualdad de derechos democráticos para todos los ciudadanos (sin privilegios de cuna o posición social), máxima descentralización de los poderes públicos y de una sociedad secularizada libre de interferencias clericales. En el fondo del pensamiento prunedista subyacen ideas progresistas tan actuales como el llamado “patriotismo constitucional” en una nueva España plural entendida como “nación de naciones”, lo cual supone redefinir el sentido de “lo español”, libre de nostalgias del pasado, así como asumir sin recelos ni prejuicios la realidad plurinacional de España, que sólo puede hallar un armonioso engarce territorial por medio de un modelo federal y republicano. Sin duda, esta es la única salida posible ante el actual embate soberanista de Cataluña pues, como diría Pruneda, la República Federal “es el suave lazo que a todos une y a ninguno ata”.

     En tercer lugar, Pruneda nos dejó el ejemplo de su amor apasionado por las tierras y las gentes de Teruel. Sorprende comprobar cómo llegó a sentir tan hondo el alma y el carácter de esta tierra, en la que por espacio de más de 50 años compartió penas, adversidades políticas y, también, anhelos de libertad, progreso y desarrollo económico: ahí están, a modo de ejemplo, sus campañas a favor de las comunicaciones ferroviarias en las cuales depositaba toda su confianza para la regeneración económica turolense y que, todavía, hoy,  siguen siendo una deuda pendiente para con nuestra tierra.

    Recordando a Pruneda, quien fue definido en su tiempo como “el decano de la democracia española”, y que también fue Gobernador Civil de Zaragoza durante la I República, bueno sería asumir el legado prunedista. Su ejemplo nos impulsa a esforzarnos día a día por conquistar un futuro digno para nuestra tierra por encima de tantos olvidos e  injusticias. Por ello, ciudadanos e instituciones, cada cual desde su responsabilidad, debemos  asumir el reto de reactivar la pasión y el legado prunedista: este sería nuestro mejor homenaje a Pruneda y un ejemplo de que su ética personal, su acción y el pensamiento político,  siguen abriendo horizontes de futuro y progreso.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en El  Periódico de Aragón, 31 octubre 2015)

 

 

VÍCTOR PRUNEDA Y SU DESTIERRO EN CANARIAS

VÍCTOR PRUNEDA Y SU DESTIERRO EN CANARIAS

Acaba de editarse mi libro sobre uno de los períodos menos conocidos de la vida del político republicano-federal Víctor Santos Pruneda Soriano (Ferrol, 1809 - Teruel, 1882) cual es su destierro en las Islas Canarias, concretamente en Tenerife, durante los años 1845-1847. Adjunto una breve reseña del mismo.

 

En la agitada, intensa y apasionante biografía política de Víctor Pruneda (1809-1882), decano del movimiento republicano federal español, una de las páginas menos conocidas era el período de su destierro en las Islas Canarias (1845-1847).

A través de este libro, encontramos información inédita sobre su arbitrario proceso judicial y posterior condena en los duros años de la dictadura del general Narváez. Ellas nos acercan  no sólo al político coherente e íntegro, abnegado ante la adversidad, sino también, al Pruneda más humano e íntimo, sumido en la tristeza y la melancolía en su lejano destierro, agobiado por sus penurias económicas, preocupado por su familia, a su constante añoranza por Teruel y por una misteriosa amante.

Igualmente se analiza con detalle el libro de Pruneda Un viage (sic) a las Islas Canarias, impreso en Teruel en 1848  (cuya edición facsímil se adjunta) que supone un duro y veraz testimonio de la situación padecida durante su confinamiento por el republicano turolense en la convulsa España de mediados del s. XIX y, a la vez,  un emotivo homenaje a las Canarias, a sus, gentes, a su historia y a su legado guanche.

Con todo ello, la presente obra, en la cuidada edición del Instituto de Estudios Turolenses, pretende honrar la memoria de Víctor Pruneda, cuya trayectoria vital y política sigue siendo, además de una relevante página de la historia de Teruel, un referente ético para los ideales de la democracia republicana en España.