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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

LA DINASTÍA CARCELLER

LA DINASTÍA CARCELLER

         

      Durante los duros años del franquismo, en la inmediata posguerra, hubo dos turolenses que tuvieron un papel relevante en la política de la dictadura pues ambos fueron ministros del régimen: uno fue José Ibáñez Martín, responsable del Ministerio de Educación Nacional entre 1939-1952, y el otro, posiblemente menos conocido, fue Demetrio Carceller Segura (1894-1968), nacido en Las Parras de Castellote y que ocupó la cartera de ministro de Industria y Comercio entre octubre de 1940 y julio de 1945. A éste me referiré seguidamente.

     Demetrio Carceller era hijo de una familia campesina que, como tantas otras, emigró desde las tierras turolenses a Cataluña en búsqueda de un futuro mejor. Establecidos en Tarrasa, pasados los años Demetrio llegó a ser ingeniero textil en esta industriosa ciudad catalana. Durante los años de la II República, inició su andadura política en las filas de la derecha fascista, razón por la cual colaboró con José Antonio Primo de Rivera en la fundación de Falange Española (1933).

     Iniciada la Guerra Civil, consiguió, al igual que Ibáñez Martín, evadirse de la zona leal a la República y llegar a la zona rebelde, en donde participó en la recién creada Comisión de Industria y Comercio de la Junta de Defensa de Burgos. Carceller, por aquel entonces con importantes intereses vinculados a los negocios petrolíferos desde la fundación de CAMPSA (1927) y CEPSA (1929), desempeñó un papel decisivo ("intervención capital", según Ramón Garriga), para conseguir los vitales suministros de carburante que precisaban los sublevados para sus tropas en los primeros instantes de la contienda, antes de que recibieran el masivo apoyo procedente de las potencias fascistas, esto es, de la Alemania de Hitler y de la Italia de Mussolini. Tal es así que los contactos del turolense Carceller hicieron que la multinacional petrolera americana Standard Oil suministrara de forma inmediata éstos a los generales Mola y Franco, cabezas visibles de la sublevación liberticida contra la República.

     Durante la Guerra Civil, Carceller, a quien ya se empezaba a conocer como "el cerebro económico de la Falange", fue ganando prestigio y poder político en la jerarquía franquista. Concluida esta y en pleno delirio filonazi, Carceller formó parte de la nutrida delegación que, al mando de Serrano Suñer, viajó a Berlín en septiembre de 1940 con el propósito de acordar la entrada de la España franquista en la guerra mundial al lado de las potencias del Eje. Carceller había recibido el mandato de Franco de estudiar los métodos puestos en práctica por la Alemania nazi para obtener dos productos que el régimen consideraba vitales en la depauperada España de posguerra: la fabricación de gasolina sintética y de abonos químicos, razón por la cual el turolense efectuó diversas reuniones con técnicos alemanes y trató con los jerarcas nazis importantes temas económicos.

     La estrella de Carceller era ascendente y un sentimiento de admiración hacia el político turolense se extendía entre la delegación española enviada a Berlín, hasta el punto de que algunos querían ver en él a "un mago de la obra de reconstrucción económica de España". Pero el objetivo último que con ello se pretendía no era otro que servir a los fines de un quimérico expansionismo "imperial" aireado por el franquismo al socaire de su abierta alineación con la Alemania nazi, la misma que estaba despedazando a la vieja Europa. De hecho, se pensaba que, si la España franquista resolvía el problema del autoabastecimiento de gasolina y fertilizantes, podría jugar un "papel decisivo" en la guerra y el consiguiente reparto de un botín colonial que se intuía próximo.

     A su regreso de Berlín, Franco, que confiaba plenamente en los planes económicos de Carceller, lo nombró ministro de Industria y Comercio (17 octubre 1940), con lo cual dejaba en manos del falangista de Las Parras de Castellote la inmensa tarea de reconstruir la economía de aquella triste España de la posguerra, sumida en la miseria y la represión y cuyo primer eslabón fue la creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en septiembre de 1941.

     La gestión del flamante ministro turolense, compañero en el Gobierno de su paisano Ibáñez Martín, se caracterizó en un primer momento por su entusiasmo germanófilo. Convencido como estaba de la inminente victoria del III Reich, era de la opinión de que había que ayudar a la Alemania nazi en todo lo posible, suministrándole todo cuanto pidiera (sobre todo hierro y wolframio para su industria bélica) sin exigir, como contrapartida apenas nada, lo cual se resumía con total nitidez en una frase del mismo Carceller: "A la hora de la victoria verá Hitler quienes han sido sus verdaderos amigos y recibiremos el premio que nos hemos merecido".

     Pero la realidad fue bien distinta: la gestión de Carceller propició los desastrosos balances comerciales hispano-germanos de 1940, 1941 y 1942. No fue hasta finales de 1942 cuando el astuto Carceller percibió que la guerra cambiaba de signo tras las derrotas nazis de Alamein y Stalingrado y por ello mudó su inicial servilismo pronazi por una mayor presión económica sobre Alemania bajo el lema de "Te daré lo que me pides, si recibo aquello que necesito". Fue entonces cuando intentó desarrollar, con tecnología alemana, los proyectos para la elaboración de gasolina sintética y abonos químicos a partir de pizarras bituminosas y lignitos de baja calidad. En este contexto hay que situar la creación en noviembre de 1942, dentro del INI, de la Empresa Nacional Calvo Sotelo de Combustibles Líquidos y Lubricantes con el objeto de explotar las cuencas de Puertollano y Teruel y cuya producción, según el régimen debía de cubrir el 25-30 % de consumo nacional, pues se pensaba en producir mensualmente la irreal cifra de 10.000 Tm. de gasolina sintética.

     De Carceller debemos señalar igualmente que fue el primer ministro de Franco que volvió la espalda a la Alemania nazi cuando percibió la futura derrota de ésta y jugó, hasta su cese el 18 de julio de 1945, la carta del triunfo aliado pues pensaba que los capitalistas de todo el mundo, entre ellos los nuevos ricos surgidos al amparo del franquismo, como era su caso, debían de ser "buenos amigos" para hacer frente al enemigo que se vislumbraba en el horizonte en caso de una victoria soviética en la Guerra Mundial una vez abatida la Alemania hitleriana.

     Continuando con la trayectoria política del ministro turolense Demetrio Carceller digamos que, cuando Franco lo cesó como ministro de Industria y Comercio el 18 de julio de 1945, tras cuatro años y medio en el cargo, el político nacido en Las Parras de Castellote era ya uno de los hombres más ricos de España, pues cuando dejó el gabinete contaba ya con una inmensa fortuna. Según datos aportados por el eminente historiador Josep Fontana en el VII Congreso de la Asociación de Historia Económica celebrado en Zaragoza en septiembre de 2001 sobre el tema "La economía del primer franquismo", el ingeniero falangista acumuló su fortuna como consecuencia de que "ninguno de los negocios, empresas, industrias, comercios, permisos de importación, de explotación, negocios bancarios, establecimientos de industrias o su ampliación, o de comercio, ni una sola actividad industrial, comercial o de la banca españolas, puede realizarse sin contar con el beneplácito de don Demetrio Carceller", por cuyas manos pasaron "miles y miles de millones de pesetas", pero no sin dejar "peaje", por lo que a Carceller se le ha considerado el iniciador de la corrupción en gran escala generada por el franquismo, el cual ya poseía una fortuna considerable derivada de sus negocios de refino de petróleo cuando fue nombrado ministro en 1940.

     Una anécdota curiosa de ésta época de ministro refleja el peculiar carácter de Carceller. En cierta ocasión, hablando con el agregado comercial de los Estados Unidos, le preguntó cómo podría obtener un coche Buick del último modelo que acababa de salir de fábrica. El americano, amablemente, le contestó que él se encargaría de que el ministro tuviera el vehículo que tanto deseaba. "Acepto –respondió Carceller- , pero nada de regalos. Lo quiero pagar". Pasaron unas semanas y el mismo diplomático se presentó para anunciar: "Señor ministro: a la puerta del Ministerio está el Buick que usted deseaba. Le sugiero un paseo a prueba". Carceller abandonó todos los asuntos y subió al coche. Terminada la prueba y encantadísimo de su Buick, dijo al norteamericano: "Me tiene que decir lo que le debo, pues quedamos que lo quería pagar". "Me debe 500 pesetas", replicó el norteamericano al indicar un precio simbólico con el cual deseaba congraciarse con el ministro Carceller. Acto seguido, éste sacó la cartera y alargó un billete de 1.000 pesetas. "No tengo cambio", se excusó el yanqui. "No importa –respondió el ministro- quédese con las 500 pesetas y envíeme otro Buick" fue la respuesta del ministro turolense.

     Así fue como se asentó la dinastía Carceller, una dinastía de gran poder económico que ha ido creciendo, año tras año, hasta la actualidad. De este modo, el patrimonio del político y empresario turolense, cimentado inicialmente en los negocios petrolíferos (CAMPSA, CEPSA), energéticos (Hidrocantábrico) y financieros (Banco Herrero), fue continuado por su hijo Demetrio Carceller Coll, mediante el control de la industria cervecera Damm, de la cual era presidente y el mayor accionista así como desde la presidencia del Banco Comercial Transatlántico (Bancotrans), del cual era propietario del 11 % de sus acciones, o su participación en Sevillana de Electricidad, empresa vinculada a Endesa.

     Pero la expansión de la dinastía Carceller alcanzó su cenit de la mano de Demetrio Carceller Arce, el "nietísimo" del ministro de Las Parras de Castellote y que, a fecha de hoy, es una de las fortunas más potentes de España. Su inmenso patrimonio se extiende desde sus participaciones en la Bolsa (que superan los 1.000 millones de euros), hasta un amplio conglomerado de empresas: la familia Carceller extiende su poderío económico por todo un holding empresarial del que forman parte la Sociedad Anónima Damm (presidente y máximo accionista con el 23 % del capital de la cervecera), así como empresas del sector petrolífero y energético como Disa Corporación Petrolífera, que controla la distribución de carburantes en las islas Canarias, en donde se halla domiciliada por cuestiones fiscales, así como CEPSA, Repsol, Atlántica Petrogas, Unión Fenosa, Gas Natural o Hidrocantábrico. El emporio se extiende igualmente al sector de las empresas constructoras e inmobiliarias: Demetrio Carceller Arce es propietario del 6,04 % de las acciones de Sacyr-Vallehermoso y fue uno de los impulsores del asalto protagonizado por esta constructora para hacerse con el control del BBVA; además, es miembro de los Consejos de Administración de diversas industrias del sector alimentario como es el caso de Ebro-Puleva e, incluso de otras empresas diversas como la dedicada a la producción de pinturas CIN-Valentine.

     Ciertamente, nadie sabe con certeza la cuantía del patrimonio de Demetrio Carceller Arce, cabeza visible de la fortuna amasada por la familia del político de origen turolense. Su nieto, austero, discreto, alejado siempre de los medios de comunicación, profundamente enraizado con la más selecto de la burguesía española a pesar de tener su residencia en Londres, es el símbolo de una familia poderosa que ha pasado durante muchos años desapercibida para el conjunto de la sociedad que desconoce su trayectoria y el poder económico acumulado desde los tiempos de su abuelo, aquel antiguo ingeniero textil embarcado más tarde en negocios petrolíferos, ministro franquista de Industria y Comercio en los años más duros de aquella España triste, hambrienta, autárquica y víctima de la inmisericorde represión por parte de los vencedores de una trágica guerra civil mientras que los adictos al régimen medraban en la política y la economía del franquismo.

   Esta es la breve historia de una familia, de la dinastía Carceller, una familia que no sufrió los rigores de la España del racionamiento y la pobreza, que se enriqueció al amparo de la dictadura franquista y que hoy es una de las mayores fortunas en la España democrática, una familia que, a buen seguro, tampoco sufrirá los efectos de la crisis económica global. Así es la vida, así es la historia de los poderosos.

 José Ramón Villanueva Herrero

(Diario de Teruel, 22 y 29 noviembre 2009)

 

8 comentarios

Sara -

cuantísima ignorancia...y cuantísimo tiempo libre teneis... trabajad un poco y dejad de opinar.

juanjose -

Antonio eso es lo que sigue haciendo el nieto. Y siguen sin enchironarle

JORDI -

¿ME GUSTARIA SABER COMO SE HIZO CON EL CONTROL DE LA CERVECERA DAMM, DE LA QUE UNO DE MIS BISABUELOS HABIA SIDO UN DE LOS TRES FUNDADORES Y EN LOS AÑOS DE LA POSTEGUERRA PERDIO PRACTICAMENTE TODA SU PARTICIPACION?

Seriedad -

Balta
Empresarios defraudadores como los que pertenecen a esa familia, es justo lo que sobra en España, y lo que arruinan a un pais

Jose Carlos -

En justicia, habría que despojarle de todos sus bienes. No lo hizo él padre provechándose de su puesto como ministro dictador, no lo ha seguido haciendo él defraudando a hacienda y blanqueando dinero. Y vigilad al nieto, porque hijo de gato...... CAZARRATONES

Rafael del Barco Carreras -

DEMETRIO CARCELLER, DELITO FISCAL.

2. ESPERANDO LA SENTENCIA DEL JUICIO CASO HACIENDA DE BARCELONA.


Rafael del Barco Carreras


9-07-10. Un nombre mítico en mi primera juventud, 1957-1967, empleado en el Banco Comercial Transatlántico. Una fábula entre los empleados le hacía, como ministro de Franco, autor de la solución jurídica que camufló bienes alemanes en España para eludir el embargo aliado tras la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos el banco que seguiría tan alemán como antes de la guerra pero con accionistas ¿fiduciarios? españoles: el propio ministro de Franco y a su muerte su hijo, que asumiría la presidencia del banco. El ahora acusado de un presunto delito fiscal por el que le bloquean 400 millones de euros. A la larga vendería al Deutsche Bank sus acciones. Leí que la última venta ascendió a mil millones de pesetas, que no está nada mal si consideramos que no invirtieron un duro. La ilegal, fraudulenta y amoral fiducia no tenía porqué ser gratuita por muy germanófilo y nazi que se sintiera el falangista Carceller, que a buen seguro, y al igual que tantos políticos de antes y después de Franco, no tenía más sentimientos e ideología que el DINERO.


Tres generaciones del mismo nombre se resumen en esta noticia de EL CONFIDENCIAL:


@Ángel Martínez - 08/07/2010 09:01h

“La Audiencia Nacional está a punto de cerrar una investigación contra Demetrio Carceller, patriarca de una de las mayores fortunas de España, por un presunto delito fiscal, unas pesquisas que han provocado el bloqueo de sus cuentas y acciones por valor de 400 millones de euros para responder a una posible deuda con Hacienda, según publica hoy el diario El País...


Por el momento, se desconoce la cuantía del presunto delito, pero el volumen de los bienes bloqueados indica que, probablemente, se trate de uno de los mayores casos de delito fiscal de la historia de España. Fuentes mencionadas por El País aseguran que, debido a la avanzada edad de Carceller, se ha desestimado la posibilidad de que ingrese en prisión, dado que no existe riesgo de fuga…



La familia Carceller controla el 23% de la cervecera catalana Damm, según la CNMV. Esta participación vale en Bolsa casi 500 millones de euros. Además, DAMM tiene parte de Ebro Puleva. Su fortuna se completa con una participación del 6% en Sacyr y con Disa, compañía que tiene 500 estaciones de servicio en España (incluidas las de Shell que adquirió en 2005) y que controla parte de CLH. Carceller acumula, sin duda, una de las grandes y más ocultas fortunas de España. Ha tenido problemas en varias ocasiones con la justicia por supuesto fraude fiscal aunque no ha sido condenado, de momento, en ninguna de ellas…”



“Uno de los mayores casos de delito fiscal de la historia de España” y “Ha tenido problemas en varias ocasiones con la justicia por presunto fraude fiscal”, impactantes frases para quien ha acudido durante nueve meses al juicio caso Hacienda de Barcelona, y que en mis escritos dudo muy mucho de la rectitud de las conclusiones de la Fiscalía Anticorrupción, derivadas de los expedientes de la Agencia Tributaria, tachándolas en principio y como mínimo de SELECTIVAS.



Y de RICOS POR LA PATRIA, libro escrito por Mariano Sánchez Soler, ver en imágenes de www.lagrancorrupcion.blogspot.com



“DEMETRIO CARCELLER SEGURA. (1894-1968). Ministro de Industria y Comercio entre 1940 y 1945. Procurador en Cortes designado por Franco. Falangista. 16 consejos. Presidente de Bebidas Americanas, Productos Asfálticos, Industrial Cervecera Sevillana, Siderúrgica Industrial Compañía Ibérica; vicepresidente de la Refinería de Petróleos de Escombreras. A pesar de haber fallecido en 1968, en 1976 todavía aparecía como presidente de Industria Cervecera Sevillana, junto a su hijo Demetrio Carceller Coll, presidente del Banco Comercial Transatlántico (Bancotrans), que ha seguido los pasos de su padre, en los consejos de administración de compañías como la Industria Cervecera Sevillana, la Compañía Sevillana de Electricidad y CEPSA. La tercera generación, en la persona de Demetrio Carceller Arce (1962), economista de 39 años, presidente de Damm y consejero de Hidrocarburos y CEPSA, posee en bolsa 2.092 millones de pesetas, lo que le convierte en uno de los cien mayores inversores de España”

Antonio -

Balta: En realidad si habla de los puestos de trabajo que creo.
Dice: "ninguno de los negocios, empresas, industrias, comercios, permisos de importación, de explotación, negocios bancarios, establecimientos de industrias o su ampliación, o de comercio, ni una sola actividad industrial, comercial o de la banca españolas, puede realizarse sin contar con el beneplácito de don Demetrio Carceller"

Es decir que impedia la creación de industrias y negocios que no pasasen por el aro del soborno, tambien impedia por tanto, que esos emprendores creasen puestos de trabajo.

Asimismo, se infiere que impedia la creación de empresas que puedieran competir con las suyas, fabricando mas barato o de otro modo. No solo impedia la creación de puestos de trabajo sino que evitaba el juego del libre mercado, empobreciendo la economia española.

En cuanto a las empresas que si pagaban el soborno, veian incrementados sus costes en la cuantia del soborno, reduciendo su competitividad y por tanto su capacidad de crear puestos de trabajo.

Finalmente, habria emprendedores que no pudiesen reunir el capital necesario para crear una empresa por faltarles la cantidad destinada al soborno y que si contaban con el resto de dinero necesario para comprar maquinaria y otras cosas necesarias. Estos tampoco crearon puestos de trabajo.

La corrupción genera un alto coste en la economía de un país.

Balta -

No hablamos del empleo que generan esas empresas, de la riqueza, del bien que hacen al país,...

Sólo hablamos de desvarios franquistas, filonazis, pero nada se constrasta. Sinceramente esperaba más.

Por cierto,... ni políticos azules, ni rojos nos van a sacar de esta y si los empresarios, los autónomos, y la gente trabajadora.

Saludos cordiales,

Balta