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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

MEMORIA HISTÓRICA SIN FRONTERAS

MEMORIA HISTÓRICA SIN FRONTERAS

 

     Los pasados días 6 y 7 de octubre tuvo lugar en Oloron-Sainte Marie un Encuentro de Asociaciones francesas y españolas de la Memoria Histórica, al cual asistieron 17 entidades de ambos países, entre ellas, cuatro aragonesas (Círculo Republicano Galán y García Hernández de Jaca, ARICO, Foro por la Memoria de Aragón y la Fundación Bernardo Aladrén). El Encuentro, organizado por  Terres de Mémoire(s) et de Luttes (TML) bajo el lema “La Memoria Histórica, una cuestión de dignidad y justicia democrática”,  sirvió para abordar diversos temas y proyectos relacionados con esta materia a ambos lados del Pirineo.

     En primer lugar, se analizó la situación actual de las políticas públicas de la memoria, constatando con pesar la involución que se está produciendo tras la llegada de la derecha al poder en España. Ejemplo de ello serían la total supresión de dotaciones para memoria histórica en los Presupuestos Generales del Estado para 2013, la desaparición de la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura creada por el anterior Gobierno del PSOE, o la supresión por parte del Gobierno de Aragón del Programa Amarga Memoria que, durante estos últimos años había realizado una meritoria labor.

     Especial atención se dedicó a la vigente Ley de la Memoria Histórica: se valoraron su logros (reconocimiento moral de las víctimas del franquismo, concesión de la nacionalidad española a los brigadistas internacionales y sus descendientes, subvenciones concedidas para exhumaciones de fosas, publicaciones y actividades diversas) y se criticó el que sea una ley que carezca de apoyatura jurídica y de un reglamento específico para desarrollarla. Unánime fue la exigencia de anulación de todas las sentencias y condenas dictadas por los tribunales franquistas para así lograr la plena reparación jurídica de las víctimas: ciertamente, al Gobierno de Zapatero le faltó valentía política en este tema, en contraste con lo hizo el Gobierno de Alemania cuando en 1998 aprobó la Ley de nulidad de las sentencias injustas del nazismo.

     Se trató igualmente el tema de las fosas comunes, consideradas legalmente como “muestras de delito”, ejemplo flagrante de los crímenes contra la humanidad cometidos por el franquismo, razón por la cual todas las exhumaciones deben realizarse a partir de una denuncia inicial que obligue a la justicia a actuar y, consecuentemente, levantar los restos siempre en presencia de un juez y con las indispensables garantías jurídicas. En este sentido, se puso como ejemplo el protocolo de actuación vigente en Aragón el cual, además de muy estricto en cuanto a la aplicación de criterios arqueológicos y antropológicos, se ha cumplido de forma rigurosa. Sobre el tema del Valle de los Caídos, hubo igualmente unanimidad para exigir sacar los restos del dictador del recinto, recordando, tal y como años atrás señaló Baltasar Garzón, que “los restos del responsable de los crímenes no pueden yacer junto a las víctimas. Es la mayor y última ofensa que puede hacérseles”.

     Por otra parte, se fijaron los criterios de actualización del Manifiesto en Defensa de la Memoria Histórica Republicana hecho público en Zaragoza en octubre de 2011, incluyendo en el mismo la exigencia de internacionalizar judicialmente las demandas y denuncias por los crímenes franquistas, el apoyo a la Red AQUA sobre las acciones judiciales que, en esta materia, se han abierto en Argentina, así como apoyar la creación de una Comisión de la Verdad sobre los Crímenes del Franquismo

     También se trató en profundidad el tema de “Educación y memoria histórica” y, del Encuentro de Oloron salieron propuestas concretas como la realización de encuentros entre profesores de historia españoles y franceses, el impulso de contactos entre las universidades de Pau, Toulouse, Zaragoza y la Complutense de Madrid, la adaptación del proyecto Las Rutas de la Memoria a otras  comunidades autónomas para impulsar una red transfronteriza que fomente los intercambios escolares (4.000 estudiantes visitan anualmente el cercano Campo de Concentración de Gurs), la creación de una red de recursos didácticos y pedagógicos con objeto de divulgar  aspectos relacionados con la memoria histórica, o la puesta en marcha del Tren de la Memoria entre París y Albacete, propuesto por la Asociación de Amigos de Combatientes de la España Republicana (ACER), comprometido con la memoria de las Brigadas Internacionales, o el proyecto de Toulouse como “capital del exilio republicano español” desarrollado por su Ayuntamiento, presente en Oloron por medio de Pierre Lacaze, alcalde-adjunto de dicha ciudad francesa.

     Se constató la necesidad imperiosa de realizar pedagogía sobre este tema por parte de los profesionales de la educación y las asociaciones memorialistas, sin olvidar hacer frente al revisionismo, el cual, como nos recordaban las asociaciones francesas, es un fenómeno internacional, que se extiende como un cáncer cuando nos referimos a la historia de la II República, la Guerra Civil y el franquismo, alentado últimamente por la involución que suponen las actuales políticas educativas del PP. Una autocrítica interesante fue el constatar la escasa presencia de los investigadores en los medios de comunicación pues, excepción hecha de Julián Casanova, son pocos los historiadores que defienden en ellos la dignidad y la memoria histórica, especialmente en el caso de los medios audiovisuales,  cada vez más copados por pseudohistoriadores y tertulianos, tal y como nos recordaba la Asociación republicana Ay Carmela de Burdeos.

     A modo de conclusión, como señalaba Raymond Villalba, presidente de TML, trabajar por la memoria histórica republicana debe valernos para las luchas actuales a favor de la libertad y la igualdad, para combatir las políticas regresivas de la derecha y la vuelta de los neofranquistas. Esta es una lucha por una causa justa, ya que no se puede hacer memoria sin justicia y porque debe quedar claro que no defendemos una memoria “partidista”, sino una memoria “democrática”. Y eso es lo importante.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en El Periódico de Aragón, 21 octubre 2012)

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