EL RETO DE LAS COMUNICACIONES EN EL BAJO ARAGON
Desde siempre, el Bajo Aragón ha carecido de las comunicaciones merece en relación a sus potencialidades económicas y a su posición geográfica. Ha sido esta una demanda histórica de nuestra comarca. Por ello, en 1868, la prensa se hacía eco de esta situación señalando que, “para viajar por el Bajo Aragón es preciso primeramente encomendarse a Dios”, añadiendo que, “recomendamos a los que tengan necesidad de viajar hacia la Tierra Baja, lo aplacen hasta pasados diez años, que entonces, ya tendremos terminado el ferrocarril de Escatrón y la carretera” (El Eco de Aragón, 18 julio 1868). Ciertamente, como señalaba el historiador Vicente Pinilla, los transportes fueron durante todo el s. XIX “un factor de estrangulamiento” para el desarrollo de las tierras turolenses, lo cual supuso un considerable atraso económico debido al notable grado de aislamiento de nuestra provincia de lugares más desarrollados cual eran Cataluña y Levante.
Consecuentemente, el bajoaragonesismo comarcalista mantuvo siempre una permanente reivindicación a favor del trazado de nuevas vías de comunicación (carreteras y ferroviarias) por las cuales llegase el progreso a nuestros pueblos. En este sentido, hay que recordar la infatigable labor del P. Nicolás Sancho Moreno (1801-1883) desde que se crease en Alcañiz una Junta de Carreteras en 1841. Bajo su impulso, realizó multitud de gestiones para mejorar las comunicaciones en el Bajo Aragón. A instancias de dicha Junta, se acordó la construcción de la carretera que uniese Zaragoza, Alcañiz y Tortosa, así como otra que enlazase con Vinaroz, además de promover la que debía de unir a Alcañiz con la ciudad de Teruel.
Junto a las carreteras, la llegada del ferrocarril se convirtió en otra demanda permanente para el Bajo Aragón. En 1863, como consecuencia de los primeros proyectos de trazados férreos que debían unir Zaragoza con Cataluña, se estableció en Alcañiz una Junta de Ferrocarriles en la cual volvió a tener un papel relevante el P. Nicolás Sancho. Los distintos proyectos sobre su trazado enfrentarían durante estos años a Alcañiz y Caspe y, por ello, cuando en marzo de 1873, recién proclamada la I República, la Asamblea Nacional rechazó el que dicho trazado pasase por Alcañiz, se produjo una profunda decepción en la capital de la Tierra Baja turolense.
Otro caso distinto fue el ferrocarril Val de Zafán-San Carlos mediante el cual se pretendía que el Bajo Aragón tuviese un acceso rápido al mar y a los mercados catalanes. Iniciadas las obras en 1865, su construcción se prolongó durante muchos años avanzando con desesperante lentitud. El 14 de diciembre de 1869, el diputado alcañizano Francisco De Pedro, Barón de Salillas, ya planteó “la oportunidad y conveniencia para el país de pedir la prolongación del ferrocarril desde Val de Zafán al Mediterráneo cruzando por esta Ciudad”, propuesta que poco después sería apoyada por los alcaldes de Híjar y Valderrobres. Las dudas persistieron durante años y, en septiembre de 1876, el Ayuntamiento alcañizano manifestaba que, de no pasar el Val de Zafán por esta ciudad, ésta entraría en “una decadencia completa”. El tema se enquistó y nuevamente el Bajo Aragón se movilizó reivindicando los necesarios trazados ferroviarios: fueron los años de las campañas de Santiago Contel desde su periódico “La Alianza” (1880) , continuadas por la obra del infatigable Nicolás Sancho titulada Una ojeada retrospectiva y de actualidad sobre las carreteras y vías férreas del Bajo Aragón (1881). Hubo que esperar hasta el 31 de julio de 1895 para ver llegar la primera locomotora a Alcañiz pero la vía del Val de Zafán siguió su construcción con suma lentitud: no fue hasta 1942 en que este trazado llegó hasta Tortosa y, pocos años después, un 19 de septiembre de 1973, esta histórica y demandada línea era cerrada definitivamente.
Peor suerte tuvo el inacabado ferrocarril Teruel-Alcañiz con lo cual se frustró una importante vía de comunicación que hubiera permitido una muy necesaria vertebración de la provincia turolense.
Tras este recorrido histórico, y después de tantas décadas de espera, también de desencuentro y frustración, la comarca se halla en un momento en el que algunas de sus reivindicaciones históricas sobre las comunicaciones comarcales pueden lograrse en breve. Pese a todo un cúmulo de dificultades, pese a las polémicas sobre el trazado de diversos tramos y variantes, el desdoblamiento de la N-232 y su conversión en autovía, cuando menos en el tramo El Burgo-Ventas de Valdealgorfa, parece haberse encauzado de forma definitiva. Posteriormente, quedará pendiente el determinar la salida más idónea de dicha autovía hasta el Mar Mediterráneo, con lo cual culminaría una de las demandas históricas de nuestra comarca.
También resultan interesantes las propuestas para reactivar el ferrocarril en la comarca. En este sentido, la Ciudad del Motor, un proyecto socialista que debe ser un elemento proyector y dinamizador del Bajo Aragón en el exterior, puede hacer viable la construcción de una lanzadera ferroviaria que enlace con las vías rápidas con los consiguientes efectos positivos para no sólo la Ciudad del Motor sino, también, para el conjunto de la comarca.
Después de tantos años de anhelos y dificultades, sentimos una profunda satisfacción al comprobar que, ante las desidias de la derecha y la inacción del equipo de gobierno conservador-parista del Ayuntamiento de Alcañiz, ha tenido que ser un Gobierno socialista el que haya asumido finalmente el saldar la deuda histórica que, en el tema de las comunicaciones, le debían los poderes públicos al Bajo Aragón, lo cual no sólo es un acto de justicia, sino, también, una forma de asegurar nuestro desarrollo futuro. En este sentido, y dada la proximidad de los comicios electorales, queremos reconocer públicamente el trabajo constante que nos consta que, en este y otros temas, ha llevado a cabo desde siempre Ángel Lacueva Soler, el candidato socialista a la alcaldía de Alcañiz. Esta mención la hacemos conscientemente puesto que, recordando lo que fue nuestra historia comarcal, pensamos sinceramente que en Ángel Lacueva se reflejan con toda nitidez los ideales y el espíritu de regeneración del bajoaragonesismo que, desde el s. XIX, se ha esforzado, frente a toda adversidad, por impulsar el desarrollo y el progreso social de nuestra ciudad y comarca. Por ello, consideramos que Lacueva es el político alcañizano que, sin ninguna duda, con su tenacidad y capacidad de trabajo, mejor refleja el necesario espíritu regenerador de esta comarca nuestra y que, por ello, merece nuestra confianza y apoyo.
José Ramón Villanueva Herrero y Cándido Marquesán Millán.
(Diario de Teruel, 17 mayo 2007)
2 comentarios
Mestizo -
En fin, a ver si contestáis, que de eso se tratan los blogs.
Salud
Mestizo -
Quién se apunta?
Salud