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Kiryat Hadassa: el blog de José Ramón Villanueva Herrero

TRAS LA TEMPESTAD (II)

TRAS LA TEMPESTAD (II)

     Los resultados de las elecciones del pasado 22 de mayo, han supuesto un auténtico “tsunami popular”, en expresión de Miguel Ángel Revilla, el todavía presidente de Cantabria, cuyos efectos han ocasionado un verdadero cataclismo electoral para el PSOE, una tempestad que ha arrasado, salvo contadas excepciones y pendientes de los oportunos pactos, con todas las parcelas de poder local y autonómico hasta entonces regidas por los socialistas.

     La derrota electoral era previsible, no tanto la magnitud que alcanzó la tempestad que tanto ha zarandeado el barco socialista amenazándolo con un grave naufragio. Se podrá decir que el desastre ha sido consecuencia  de la crisis económica, y es verdad, como también lo es que el Gobierno socialista ha sido incapaz de ofrecer una salida socialdemócrata a la crisis, una alternativa mucho mas justa, solidaria y progresista que el duro ajuste neoliberal que le ha sido impuesto desde el exterior…y que ha aceptado disciplinadamente, con el consiguiente desconcierto primero, y creciente indignación, después, de las bases sociales y electorales socialistas.

     Tiene razón Pepe Blanco, cuando, tras el desastre electoral señalaba que “no es el momento para  lamentarse, sino para levantarse”. Es cierto: algunos dirigentes, deberían de asumir su responsabilidad ante semejante catástrofe electoral, levantarse de su puesto…y dimitir. Sería algo que, como ha hecho la Ejecutiva de ERC, les honraría. De lo contrario, y recordando casos como el fiasco ocurrido en Alcañiz, en donde el aparato provincial socialista  impuso una lista electoral contraria a la voluntad mayoritaria la militancia, ha llegado el momento de exigir las responsabilidades políticas correspondientes. Es por ello que resulta lamentable la falta de autocrítica de la dirección socialista (a excepción  de Zapatero, cuya autoinmolación política es un hecho): retomando las palabras de Carme Chacón, es el momento de que algunos dirigentes, aquellos que han fracasado estrepitosamente en estos comicios, dieran un paso atrás (dimitieran) para que el partido diera un paso adelante, propiciando así  la necesaria y urgente renovación de las personas y  de la acción política del PSOE.

     Así las cosas, tras la tempestad, el barco socialista debe de marcar un nuevo rumbo, el cual sólo puede ser fijado por dos claras coordenadas: un imprescindible y urgente giro a la izquierda de sus políticas, y un aumento de la democracia interna en el partido ampliando los cauces de participación y respetando la voluntad de su militancia…aunque sea contraria a los intereses del “aparato”.

     En cuanto al giro a la izquierda, la crisis de la socialdemocracia exige que ésta redefina su función, recupere sus valores, y asuma con valentía su papel para volver a liderar un modelo sostenible que suponga una alternativa efectiva a la ofensiva neoliberal en campos clave como el financiero, el fiscal y el social: ese debe de ser el reto de la Conferencia Política convocada para el próximo mes de septiembre. Además, resulta necesario, como señalaban recientemente Iñaki Gabilondo, y también Santiago Carrillo, reorganizar  (o refundar) los partidos de izquierda para que sean capaces de ofrecer una salida social a la crisis, como también lo es que, en ese camino, habrá que tener muy en cuenta a fenómenos tan interesantes como Movimiento 15-M tanto en cuanto tienen de valioso como regeneradores de nuestra democracia y abanderados de las demandas y propuestas de progreso social de amplias capas de la ciudadanía, que, como los jóvenes, no se sienten representados por los partidos convencionales, convertidos en máquinas electorales y en “empresas de poder”. Y es que, como se destacaba en el célebre Manifiesto de los economistas aterrados promovido por la AFEP (Association Française d’Economie Politique) de septiembre de 2010, “a medida que se hagan evidentes las consecuencias desastrosas de las políticas adoptadas hoy, aumentará por toda Europa el debate sobre las alternativas”. Y así ha sido, tal y como lo ha puesto de manifiesto la expansión del movimiento de los “Indignados” y de “Democracia real ya”.

     La segunda coordenada que debe seguir el barco socialista es la de profundizar en su democracia interna, tal y como se contempla en el artículo 6º de nuestra Constitución. Resulta evidente que hay que fomentar medidas tales como la implantación de primarias (el mejor proceso de legitimación democrática) a la hora de elegir los candidatos idóneos en los distintos niveles de representación orgánica o institucional, las listas abiertas o la limitación de mandatos. En definitiva, medidas que fomenten la participación y la capacidad de decisión de los militantes (e incluso de los simpatizantes) reduciendo el poder, muchas veces excesivo, de los “aparatos” partidarios, siempre tendentes a autoperpetuarse, y que con frecuencia recurren a prácticas opacas, al clientelismo y a la “dedocracia”, nefasto sucedáneo de una auténtica democracia en la vida orgánica partidaria. Sólo con una mayor transparencia y participación efectiva, se lograría interesar por la política a amplios sectores que se muestran desafectos con el funcionamiento de los partidos actuales y, de este modo acabar con el creciente distanciamiento entre éstos y una realidad social cambiante, con unos colectivos que han tenido el coraje de dar un paso adelante y plantear toda una batería de propuestas y alternativas tendentes a la necesaria regeneración de la práctica política democrática.

     Y, sin embargo, la dirección socialista, aferrada a la “solución Rubalcaba”, parece quedar sumida en un peligroso autismo: torpedeadas las primarias tras la forzada renuncia de Carme Chacón, un acuerdo de salón entre los barones socialistas, cual si de una nueva versión del Pacto de El Pardo de 1885 se tratara, ratificado en el pasado Comité Federal del 28 de mayo, pretende hurtar a las bases socialistas su derecho a opinar (y decidir) en esta encrucijada. Para que las primarias no sean una farsa, todavía queda la esperanza de que haya uno o varios candidatos alternativos que,  como caso del catedrático sevillano José Carlos Carmona, no sean cortocircuitados por el “aparato”  y que enarbolen las aspiraciones esenciales del giro a la izquierda y la profundización de la democracia interna, tan puesta en cuestión tras las últimas decisiones adoptadas por la dirección federal del PSOE. Todo ello resulta imprescindible para empezar a recomponer la desarbolada nave socialista y es que, tras la tempestad y, volviendo al símil náutico, el problema no es sólo qué capitán es el más idóneo para pilotar el barco socialista, sino cuál es el rumbo que éste debe tomar para llegar a buen puerto.

     Como señalaba Willy Brandt, “las derrotas forjan, con tal de que no sean demasiadas” y, por ello, tras la tempestad, habrá que asumir los pasados errores para cambiar el rumbo político de la socialdemocracia, porque,  de no hacerlo, la singladura de la nave socialista podría acabar en un naufragio definitivo y ello sería no sólo trágico para un partido de la historia del PSOE, sino también para nuestro sistema democrático.

 

     José Ramón Villanueva Herrero

     (publicado en El Periódico de Aragón, 5 junio 2011)

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