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Se muestran los artículos pertenecientes a Noviembre de 2017.

EL NAUFRAGIO DE EUROPA (y II)

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     Una vez desplazada la frontera europea a Turquía para que ésta controle el flujo de refugiados, la Unión Europea (UE) ha ido tomando otra serie de medidas con objeto de reducir la inmigración irregular, garantizar el control de fronteras, desarrollar vías de migración legal y conseguir un Sistema Europeo Común de Asilo (SECA). Si hasta entonces el conocido como Sistema Dublín, asignaba la responsabilidad de tramitar las soluciones de asilo al primer país europea al que llegaban los refugiados y en el cual debían de permanecer, la crisis migratoria de 2015 evidenció que ello imponía una desproporción e injusta presión para Grecia e Italia, lo cual hizo necesarios los Acuerdos de Reubicación y Reasentamiento impulsados por la Comisión Europea en septiembre de 2015. Estos acuerdos tenían el ambicioso objetivo de reubicar a 160.000 refugiados desde Italia y Grecia en los distintos países de la UE según cupos estatales, además de reasentar a 20.000 persona desde campos de refugiados existentes en países vecinos a los conflictos como Turquía y Jordania.

     Pese al rotundo fracaso de los Acuerdos de Reubicación y Reasentamiento, como señalaba Cristina Manzanedo, con ellos se pretendía, por vez primera, gestionar de forma común a nivel europeo un sistema de distribución equitativa de los refugiados entre los distintos países de la UE. No obstante, cuando el pasado 26 de septiembre expiró el plazo bienal de los mismos, resulta obvio que no se han cumplido sus objetivos y se ha evidenciado una grave falta de voluntad política en el seno de la UEpara hacer frente a esta crisis humanitaria, hasta el punto de que Hungría se ha negado a recibir refugiados y el resto de los países, tras negociar a la baja los cupos propuestos, han incumplido, todos, el número de refugiados asignados. El caso de España es revelador puesto que, durante 2016-2017 acogió tan sólo al 11,4% de las 17.300 personas que le correspondían según dichos Acuerdos. Esta situación ha hecho que Intermon-Oxfam denunciase ante la Comisión Europea estos flagrantes incumplimiento y que la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) calificase de “estrepitoso fracaso” el proceso de reubicación y reasentamiento.

     Significativo resulta el caso de Alemania que en agosto de 2015 declaró una política de puertas abiertas y, por ello, en dicho año acogió a 441.800 refugiados, hecho que supuso un agrio debate político así como un preocupante ascenso de las fuerzas políticas de corte xenófobo no sólo en el país germano sino también en otros Estados de la UE, así como el cierre progresivo de fronteras en algunos de ellos. Así las cosas, tuvo lugar la Cumbre de Malta (noviembre 2015) la cual intentó dar respuesta (y control) a los movimientos migratorios como una responsabilidad compartida por parte de los países de origen, tránsito y destino. No obstante, el Plan de Actuación aprobado en La Valetta suponía un chantaje inmoral ya que la UE supeditaba la cooperación al desarrollo y la ayuda a los países del Sur al control por parte de éstos de los movimientos migratorios: así se creó el Fondo Fiduciario de Emergencia para áfrica dotado de 1.880 millones de euros.

    Más adelante, el Nuevo Marco de Asociación en Materia de Migración de la Comisión Europea (7 junio 2016) pretendió mejorar la Declaración de La Valetta y así buscar resultados concretos en el control de los flujos migratorios a cambio de poner “todos los instrumentos posibles a su servicio: ayuda al desarrollo, comercio e inversiones”, a la vez que propiciaba pactos migratorios a medida que permitían deportaciones ilimitadas tal y como contempla el Acuerdo UE-Afganistán (octubre 2016).

     A modo de balance, las políticas migratorias de la UE han sido criticadas con dureza por CEAR pues son el lamentable reflejo de una Europa “seriamente enferma”, que evidencia un profundo déficit democrático, consecuencia de una ausencia de valores. Es por ello que, ante este “profundo viraje hacia la deshumanización”, en expresión de Estrella Galán, resunta patente la necesidad de “refundar Europa” para que recupere su alma y sus valores fundacionales de solidaridad y defensa de los derechos humanos, esos valores que ahora parecen naufragar en las instituciones europeas.

     Por todo ello resulta imprescindible un cambio de rumbo en la nave de la UE el cual suponga un impulso a políticas estructurales (y no cortoplacistas como es el fracasado modelo del cierre de fronteras), que aborde las auténticas causas que han motivado la crisis migratoria de los refugiados, así como junto la imperiosa necesidad de tomar medidas concretas y urgentes: En primer lugar, la de reforzar las operaciones de rescate marítimo para salvar vidas de refugiados, un imperativo moral básico y, desde luego, instar al cumplimiento de los Acuerdos de Reubicación y Reasentamiento. Y, junto a ellas, tampoco debemos olvidar otras importantes cuestiones como: reforzar las vías de acceso legal a Europa acabando con el peligroso e inmoral negocio de los traficantes de personas, facilitar la reagrupación familiar y la posibilidad de solicitar asilo o visados humanitarios ; impulsar la ayuda humanitaria y la cooperación internacional (recordemos que, en el caso de España, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se ha reducido del 0,4% del PIB en 2009 al 0,14% en el 2014); abordar las causas por medio de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030 y la defensa de la solidaridad internacional y los derechos humanos de todas las personas, sin olvidar tampoco el apostar por una sociedad inclusiva, abierta y tolerante que sirva de freno al auge de las tendencias xenófobas y racistas que nos amenazan.

     Si Europa es capaz de asumir estas medidas recuperará su alma perdida, anegada en estos últimos tiempos por el vendaval del individualismo insolidario y así se evitará el naufragio de los valores que dan razón de ser a la UE, un naufragio que ya ha acabado  de forma trágica con las vidas de demasiadas personas que añoraban llegar a Europa soñando con un futuro digno y en libertad.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 5 noviembre 2017)

 

 

 

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05/11/2017 20:52 kyriathadassa Enlace permanente. Política internacional No hay comentarios. Comentar.

EN RECUERDO DE HANNAH SZENES

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     Siempre he admirado a los intelectuales y poetas que tuvieron (y tienen) el coraje de bajar de sus torres de marfil e implicarse, comprometerse, con la realidad política y social de su tiempo, por muy adversos que éstos sean, por muy fuertes que soplen los vientos. Esto me ocurrió al conocer la historia de Hannah Szennes (1921-1944), una joven poetisa judía húngara, heroína de la lucha antifascista y, por ello, víctima de la barbarie hitleriana. Para mí, fue una historia tan desconocida como emotiva, un testimonio de valor y sacrificio del cual en estas fechas se ha cumplido el 73º aniversario de su asesinato.

     Hannah Szenes había nacido en Budapest en 1921, en el seno de una familia judía asimilada, culta y de clase media, un año después de la llegada al poder del dictador  Miklós Horthy, que, entre 1920 y 1944 estableció en Hungría un régimen ultranacionalista, antisemita y profundamente anticomunista. Estudió en un colegio protestante en el cual los católicos tenían que pagar el doble del coste de los estudios y los judíos, el triple. No fue hasta los 17 años cuando se reafirmó en su olvidada identidad judía y empezó a estudiar hebreo, momento que coincide con los sangrientos sucesos de la Kristallnacht en la Alemania nazi (1938).

     Bien pronto sintió la discriminación a la que eran sometidos los judíos y, ante el auge del antisemitismo en Hungría, se convirtió en una joven sionista y, por ello, estaba firmemente convencida que la emigración a la tierra de Israel, entonces la Palestina bajo Mandato británico, era la única solución de futuro para su pueblo amenazado en Europa por la negra y sangrienta sombra del fascismo. De este modo, en septiembre de 1939, unos días después de que estallase la II Guerra Mundial, emigró a Palestina (“Estoy en casa”, escribirá en su Diario). Allí estudia y trabaja  en la Escuela Agrícola de Nahalal y en el kibutz Sdot Iam en Cesarea, tiempo en el que inició su poemario en hebreo en el que plasmó su profundo amor por las tierras y paisajes de Palestina.

     Pero el Próximo Oriente no era ajeno a la tempestad bélica que incendiaba toda Europa a pesar de que el avance nazi-fascista de las tropas de Rommel había sido frenado en las tierras egipcias de El Alamein. Los judíos residentes en Palestina eran conscientes del riesgo cierto de aniquilamiento que pesaba sobre sus hermanos atrapados en la Europa ocupada por la barbarie hitleriana. En consecuencia, un grupo de ellos se ofrecieron como voluntarios a las autoridades británicas para ser entrenados con objeto de ser lanzados en paracaídas sobre Italia, Rumanía, Eslovaquia, Yugoslavia y Hungría y así infiltrarse tras las líneas enemigas, ayudar a la Resistencia, organizar sabotajes y proporcionar información a los aliados. Y la joven Hannah fue una de las voluntarias, su compromiso personal los resumía así en su Diario: “somos los únicos que podemos ayudar y no tenemos siquiera el derecho de dudar […] Es mejor morir con la conciencia tranquila que volver a casa sabiendo que no intentamos nada”. La joven poetisa, solidaria con el holocausto que estaba sufriendo su pueblo, no dudó en dar un paso adelante para combatir de frente al nazismo, encarnación del mal absoluto. En una carta dirigida a Yehuda Braminski, le confiesa: “Me voy con alegría, por mi libre voluntad y siendo totalmente consciente de las dificultades. Veo mi partida como un privilegio y también como un deber”.

     Finalmente, en marzo de 1944, Hannah y su grupo de combatientes judíos fueron lanzados en paracaídas sobre los bosques de Yugoslavia. Allí se unieron a los partisanos de Tito y combatieron a las tropas nazis de ocupación. Durante esta época, en los bosques de Srebrenica trágico lugar donde ocurrieron las matanzas de varios miles de bosnios musulmanes en 1995 durante la reciente guerra de la exYugoslavia,  Hannah escribió uno de sus más combativos poemas, “Bendita la llama”, en el que animaba a los judíos de la Europa ocupada a rebelarse contra los opresores nazis.

     En junio de 1944, desoyendo las advertencias de sus amigos guerrilleros, Hannah decidió pasar a su Hungría natal con la intención de salvar al mayor número posible de judíos, entre ellos, a su madre y a su hermano. Pero, tras ser traicionada por un informador, fue detenida y torturada por la policía fascista húngara y por la Gestapo nazi, a pesar de lo cual nunca obtuvieron de ella ninguna información relevante. Tras un simulacro de juicio en el que se negó a pedir clemencia, el 7 de noviembre de 1944 fue fusilada en su Budapest natal: como señala Jordi Font, que ha estudiado su vida y su obra, se negó a que le vendaran los ojos y prefirió ver la cara de sus asesinos hasta el último momento. Tenía 23 años.

     Hannah, poetisa y combatiente, murió al igual que 700.000 judíos húngaros deportados al campo de exterminio de Auschwitz. Su madre y su hermano se salvaron, al igual que los cinco millares de judíos que deben la vida a la valiente actitud de Ángel Sanz Briz, aquel joven diplomático zaragozano, entonces destinado en la embajada española de Budapest. Hannah asumió su fatal destino con coraje y, durante su encarcelamiento, escribió un poema que emociona: “Ahora, en julio, cumpliría veintitrés años / Escogía número en un juego arriesgado / El dado rodó. He perdido”.

     En estos días en que se ha cumplido el aniversario de su asesinato, su ejemplo de compromiso y valor tiene un especial significado, ahora que la amenaza sombría y negra del fascismo pretende resurgir en Hungría, en donde avanza el partido fascista Jobbik y la derecha autoritaria magiar pretende rehabilitar el legado político del dictador Horthy, cuando el Gobierno de Viktor Orbán y su partido Fidesz, impulsar políticas de claro signo reaccionario y xenófobo.. El sacrificio de Hannah Szennes nos recuerda a todos una lección, la misma que plasmó en otro de sus poemas: “Y sabed que el precio del camino / de la justicia y el valor / no es bajo”. Y es cierto, siempre es duro defender la justicia y la dignidad ante enemigos tan poderosos y brutales. Pero es imprescindible, ayer, hoy y siempre.

 

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 12 noviembre 2017)

 

 

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12/11/2017 19:05 kyriathadassa Enlace permanente. Mundo Judío No hay comentarios. Comentar.

DESINFORMACION

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     En estas últimas fechas han aparecido con frecuencia noticias sobre la posible ingerencia rusa en relación a temas que afectan a los países occidentales. Ahí está el caso de los ataques cibernéticos atribuidos a Rusia durante la campaña presidencial de los EE.UU. de noviembre de 2016 con objeto de facilitar la victoria de Donald Trump, desprestigiar a Hillary Clinton y desacreditar el sistema político norteamericano. Casos similares de interferencias por parte de Rusia han sido denunciados también por Reino Unido o Alemania y España tampoco ha sido ajena a esta situación: prueba de ello han sido diversas manipulaciones informativas en relación a la crisis política de Cataluña seguidas atentamente por parte del Centro Criptográfico Nacional dependiente del CNI, así como el intento de penetración en los ordenadores del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación (MAEC) atribuido al BSUR, los servicios secretos de la Federación Rusa, “uno de los más agresivos” según Fernando Rueda, de los que actúan en nuestro mundo globalizado.

     Estas son las prácticas de lo que se ha dado en llamar “desinformación”, término éste que la Real Academia de la Lengua define como “dar información intencionadamente manipulada al servicio de ciertos fines” y también como “dar información insuficiente u omitirla”. De hecho, la desinformación es la práctica utilizada por Moscú como táctica de lo que Mira Milosevich-Juaristi define como “método militar asimétrico e indirecto de la guerra híbrida que Rusia libra en Europa y EE.UU.” para mediante ella “engañar y desorientar al oponente, influir en sus decisiones y socavar su eficiente política, económica y militar”.

     La desinformación se ha convertido en  uno de los instrumentos principales  de la estrategia rusa de influencia política en Occidente. Es por ello que se trata de una de las “medidas activas” heredadas por Rusia de la estrategia militar de la antigua URSS durante la Guerra Fría, la cual tenía por objeto “desacreditar o debilitar a los oponentes y distorsionar su percepción de la realidad”. En consecuencia, ello supone según el citado Mira Milosevich, una “militarización de la información”, algo habitual en la estrategia militar rusa desde siempre, esto es, desde el zarismo, el posterior régimen soviético y la actual autocracia, maquillada de democracia, de Vladimir Putin. Todo ello recuerda aquella frase de Lenin que decía que “la información es un arma no muy diferente de las bombas”.

     La Rusia actual, en lo que a la desinformación se refiere, se basa en la doctrina de la llamada “Guerra de Nueva Generación” (NGW) consistente en una “estrategia de influencia, no de fuerza bruta”, dado que su objetivo es “romper la coherencia interna del sistema del enemigo, y no de aniquilarle”. En consecuencia, según la Visión Conceptual del Ministerio de Defensa de Rusia de 2011, los objetivos de esta guerra informativa serían: “socavar el sistema político, económico y social, adoctrinar a la población  para desestabilizar la sociedad y el Estado y forzar a los Estados a tomar decisiones favorables a los intereses de sus oponentes”. Por ello, la esencia de la desinformación, tengámoslo claro, es engañar, pero es muy difícil demostrar esta “intención” de mensajes concretos, así como identificar la desinformación si previamente no se hace un análisis contrastado de las fuentes de donde proceden dichos mensajes.

     Dicho esto, la táctica de la desinformación rusa tiene tres tipos y objetivos diferentes: la doméstica (orientada a los ciudadanos de Rusia), la dirigida a los vecinos (compatriotas y ex ciudadanos de las ex repúblicas soviéticas) y la que se presenta como “punto de vista alternativo” destinada a los ciudadanos de la Unión Europea (UE) y de los EE.UU. En este último caso, que es el que nos afecta directamente, se canalizan mensajes por distintas vías los cuales pretenden subrayar tres ideas básicas: la disfuncionalidad el sistema político, económico y social de la democracia liberal, propiciando así una visión distorsionada de las realidad de los países occidentales ; desacreditar las instituciones democráticas y la alianza transatlántica euro-americana y, por último, profundizar en la desunión y en los problemas internos de los países de la UE, tema al cual la cuestión de Cataluña no es ajeno.

     En este contexto hay que situar los ataques cibernéticos denunciados por diversos países tras los cuales se intuye la larga mano de Rusia. Por ello, Ivan Krastev alude al “factor Putin”, al cual considera “un riesgo para la UE” dada su pretensión por debilitar y desunir a Europa. Ante este riesgo potencial se han activado diversas medidas defensivas, entre ellas, el acuerdo UE-OTAN (diciembre 2016) que incluye 40 medidas para avanzar conjuntamente en la lucha contra la desinformación, los ataques cibernéticos y otras causas de desestabilización.

     A modo de conclusión, el factor distorsionante que supone la desinformación intencionada, de lo que también ha dado en llamarse la “posverdad”, tanto en cuento tras ella se halla una dosis de  mentira o falsedad, es un problema de creciente gravedad. En este mundo globalizado, donde la “verdad” es siempre discutible y su búsqueda siempre azarosa y difícil, es lógico que existan distintas “percepciones” de la misma y todas ellas merecen un respeto, también en el caso de los “puntos de vista alternativos” que subyacen tras los mensajes de la desinformación rusa, aunque éstos cuestionen constantemente nuestros valores y los cimientos de nuestra democracia. Pero, pese a este respeto y defensa de la pluralidad informativa, debemos estar alerta ante unas tácticas de desinformación como las descritas que, con la labor de determinados hackers a su servicio, han convertido a éstos en actores invisibles e importantes que pueden influir en los procesos electorales y en las decisiones políticas. Todo ello plantea la cuestión del uso ético, honesto y veraz de la información a través de las nuevas tecnologías,  un reto  que no debemos de obviar.

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 26 noviembre 2017)

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29/11/2017 08:12 kyriathadassa Enlace permanente. Política internacional No hay comentarios. Comentar.

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